«Quiero más navidades»

«Quiero más navidades»

Alisse J. P. S.

13/09/2017

Esta pequeña travesía comienza con una pequeña llamada, ¿que curioso no?, una llamada te puede cambiar la vida. Era una llamada de mi tía Martha quien curiosamente no acostumbraba a llamar. Mi mamá atendió el teléfono y yo sali a jugar con mis amigos (apenas tenia 11 años), y al descuidarme caí. Regrese llorando a mi casa y antes de entrar me limpie las lágrimas para que mi mamá no me regañara, vaya sorpresa me lleve cuando me percate de que quien lloraba era ella. Ver a mi madre llorar no era muy común y al verla me partía el alma. Resulta que la dichosa llamada de la tía Martha era para informarnos que mi abuelita tenia cáncer. Eso nos impacto por que apenas avía estado en navidad con nosotros y no la vimos enferma, se veía normal. Mi madre no lo dudó ni 2 veces y enseguida empaco sus maletas y se fue a acapulco con mi hermana pequeña, tres días después yo y mis otras 2 hermanas las alcanzamos aya, dejando a mi padre solo en Vallarta. Me emocionaba volver a acapulco pero nunca pensé que volvería por una situación así y eso me desanimaba. Al llegar me tuve que quedar con mi abuelita paterna mientras mi otra abuelita se recuperava. Después de tanto tiempo, pensé que todo sería como antes, que iríamos en familia a la playa o jugaría con mis primos, pero la gente cambia y los niños crecen. Estando aya me sentía mal, me preguntaba por que mis primos ya no querían jugar o por que mis tíos ya no hacían más que pelear y lanzarse indirectas. No me agradaba el cambio. Cada fin de semana iba a visitar a mi abuelita, pero ya casi no podía caminar, el cáncer estaba avanzando y los médicos aun no resolvían NADA!. Dado a que mi abuelita tardaría en recuperarse mis padres decidieron que me quedaría con mi abuela paterna y mis hermanas a estudiar en el pueblo. Ya había estado ahí antes así que no tuve ninguna objeción. Pasaron tres meses y mi cumpleaños estaba solo a días, mientras tanto se estaba llevando a acabo la decisión de operar a mi abuelita y claro que decidieron operarla, esa noticia me alegraba demaciado, la posibilidad de que mi abuela se mejorara se volvió un hecho para mi, lamentablemente solo fue un hecho ficticio, después de la operación los doctores dijeron que ya no podían hacer nada, el cáncer estaba muy avanzado y que a mi abuelita le quedaban meses de vida. Mi mamá no me dijo esas palabras, yo la escuche mientras hablaba y por ese instante odie la palabra «Cáncer». A mi abuelita la llevaron a su pueblo para que falleciera en su tierra natal. Cuando iba a ver a mi abuelita me la pasaba jugando y montando a caballo, era rara la vez que pasaba tiempo con ella a pesar de saber que le restaba poco tiempo. Llegaron las vacaciones de diciembre y con ellas navidad, después de arreglarme para la celebración familiar mi mamá me pidió que le llevara un té a mi abuelita y lo hize, ese día ella me dijo » Estudia hija, tienes que estudiar para poder ser alguien en la vida» yo tome sus palabras a la ligera y salí a jugar con mis amigos. Mientras jugaba paso algo en la recámara de mi abuelita y todos empezaron a acercarse. A mi abuelita le había dado un ataque cardíaco. Por fortuna solo fue por algunos minutos, quizás fue suerte, un milagro o una de esas cosas medicas confusas pero afortunadamente su hora aun no llegaba. Algo me decía que era muy probable que esa fuera la ultima navidad con mi abuelita, pero como toda niña solo me preocupaba por jugar. El año nuevo fue divertido; hubo ponche de frutas, piñatas y muchas uvas para comer. Terminando las vacaciones regrese con mi abuelita paterna. No pasaba ni una semana de mi regreso cuando me entere de que mis dulces y cariñosas tías y tíos habían tenido una discusión frente a mi abuelita y aun sabiendo de su enfermedad. Lo peor de el caso era que la discusión tenía como principal tema el testamento de mi abuelita. Nunca me imagine que el ser humano fuera tan ambicioso como para llegar al grado de no respetar a la familia. Pasaban los días de enero y en mi imaginaria y desocupada agenda nunca encontré tiempo para visitar a mi abuelita. En unos días mi mamá me dijo que mi abuelita ya no podía reconocer a nadie y tampoco hablar. Fue el cumpleaños de mi abuelita y tampoco encontré tiempo para ir a visitarla, tiempo que tenia, tiempo que desaproveche en tonterías. Y no paso ni una semana cuando lo que empezó con una llamada termino con otra llamada pero está fue una llamada que me hizo odiar más la palabra «cáncer». Mi abuelita había fallecido. Ya no podía arrepentirme arrepentirme sin embargo hasta la fecha lo sigo haciendo. Ese día durante la velación, mientras comíamos mis tíos paternos hiciehicieron un comentario, un comentario que ofendió a mi madre, un comentario que se burlaba de el hecho de que ella no tuvo la posibilidad de terminar sus estudios, un comentario que me hizo olvidar mis modales y perderles el respeto. Desde ese día cambiaron algunos de mis puntos de vista en cuanto a la vida. La siguiente navidad con mi familia paterna no fue como las recordaba, nadie hablaba, solo se miraban unos a los otros buscando defectos, criticando con la mirada y buscando calumnias. Me preguntaba ¿por que todo cambia? Y ahora entiendo que nada cambio, siempre fue igual, lo único que hace que mis recuerdos sean lindos es mi miles, por que los niños solo piensan en jugar y por lo mismo nunca me percate de lo que pasaba a mi alrededor. Ahora solo quiero más naviades con mi abuelita, pues se que para ella aun soy y seguiré siendo una inocente niña.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS