Solo con subir a aquel avión, Maria ya había alcanzado su destino. Tan solo con ubicar su bolso en el compartimento superior, poner su trasero en el asiento 24B pasillo junto a aquella casi total desconocida sin dejar de respirar ni dejarse llevar por el pánico, María, sin duda, ya habría cruzado del hemisferio norte al sur.

Así que cuando por fin se cerraron las puertas del vuelo de Emirates Airllines en el que haría el primer trayecto de aquel larguísimo viaje a Bali, tuvo la certeza de que la Diosa que llevaba dentro había tomado las riendas, y que los muchos miedos que hasta ahora gobernaban su vida, se habían hecho a un lado para permitir que cumpliera con aquel deseado proyecto. Solo entonces pudo finalmente obedecer con una sonrisa, las instrucciones de la azafata de labios rojos y figura perfecta que llevaba un rato invitándola amablemente a abrocharse el cinturón para iniciar el despegue, “yo ya he despegado querida, pero claro me abrocho y así vamos todos juntos”….

En realidad, ella ya había despegado un año atrás, cuando en el ultimo de los tres días que duraba el taller de Tantra para mujeres, al que asistía junto con sus amigas en la sierra de Gredos, había dejado a todas boquiabiertas, al ser la primera en apuntarse espontáneamente, (sin ser incitada por las demás y sin ningún tipo de chantaje emocional, como solía ser el caso,), a la propuesta de viaje a Bali, que la avezada maestra tántrica acababa de proponer al grupo de mujeres allí congregado. -“Este viaje es para mujeres valientes que se aman a sí mismas “- había dicho muy convencida, -“bienvenidas a TANTRA BALI, VIAJE DE DIOSAS, las que se atrevan a venir a este viaje tendrán la oportunidad de conectar con la energía femenina en el lugar mas femenino de la tierra, y podrán vivir unos días como auténticas Diosas”.

Y aunque casi todas aquellas mujeres de distintas procedencias, edades y condiciones habían pegado un respingo en la colchoneta, al escuchar aquello de la energía, las diosas, y todo esa promesa de visitar lugares de ensueño para disfrutar de verdad sin complejos ni culpas; y aunque a más de una se le había pasado por la cabeza eso de “ que tal si lo hago, porque yo lo valgo”; la mayoría había dejado que su mente cautelosa y llena de miedos interfiriera rápidamente para bloquear semejante acceso de auto valoración susurrándole al oído todo un completo glosario de peros del tipo ( son demasiados días de vacaciones, demasiados días alejada de mi familia, demasiado dinero que no tengo, demasiada desconexión de mis múltiples quehaceres y responsabilidades, demasiado bueno para ser cierto, etc)finalmente solo unas pocas habían firmado la propuesta en aquel mismo momento.

Pero además en el caso de María, aquella decisión espontánea tenía aun mayor transcendencia si cabe, porque en ella, a esa larga lista de razones por las que la mayoría no puede/debe/tiene/sabe, se podían sumar, dos inconvenientes aún mayores que ya la habían dejado fuera de muchos viajes en el pasado. Y es que ella tenia pánico a viajar sola, es decir, sin nadie que considerara parte de su familia, pero sobre todo, sentía verdadero terror ante la sola idea de pasar más de dos horas seguidas subida en un avión. Tanto, que hacía pocos años había tenido que renunciar al único y mítico viaje a Nueva York que su familia y amigos habían organizado, teniendo que dejar también en tierra a su marido y a su hija.

Así que en cuanto acabó aquel taller, y se subió al coche de vuelta para Madrid, junto a las tres amigas que la acompañaban y que habían asistido estupefactas a su decisión de hacer aquel viaje de Diosas, no esperaron un minuto para someterla al interrogatorio pertinente y averiguar si aquello de irse a Bali iba en serio, o lo había dicho solo para quedar bien con la profesora, cuando su intención era bajarse del guindo mas tarde dejando a la Diosa en casa. Entonces María, que estaba poco acostumbrada a ser la protagonista de las tertulias obligadas que seguían a este tipo de cursos en el que siempre se descubrían cosas, les comunicó muy solemnemente que esta vez había pesado más su deseo de hacer algo por si misma que todos los miedos que tenía, y que no sabía muy bien como, pero había encontrado en ella la valentía que no sabía que tenia,

-“ Además chicas he decidido que voy a dejar de fumar, voy a beber menos cerveza, y voy a empezar a ir andando a la oficina siempre que pueda para ahorrar el dinero para el viaje, paso de pedírselo a mi marido. Lo he hecho otras veces para pagar cosas de mi hija y ahora he decidido hacerlo por mí”, con esta frase rotunda de María se hizo un largo silencio en el coche hasta que su amiga Elisabeth dijo, “ pues si María esta decidida a dar semejante salto en su vida, lo mínimo que podemos hacer las demás es acompañarla no?.

Así que finalmente María no tuvo que hacer el viaje sola, porque se acabaron apuntando todas sus amigas. Aunque el universo se las arregló para que ninguna de ellas le tocara al lado en ninguno de los cuatro largos trayectos de avión hasta Bali, para que no se olvidara de llevar a su Diosa conectada.

Tanto ella como sus amigas tuvieron que conectar a sus Diosas internas muchas veces en aquel viaje plagado de momentos importantes, así pudieron comprobar que tratarse a una misma como a una Diosa es, sin duda, uno de loa actos de mayor valentía y amor incondicional que existen en la vida. María descubrió además, que al otro lado del miedo, se encuentra la libertad.

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