Siempre soñé con viajar a la luna. Hoy, estoy cumpliendo ese sueño.
Somos tres privilegiadas, años de estudios insomnianos y trabajos interminables han logrado traernos a este punto. Estaremos aisladas de este planeta durante mucho tiempo y todo debe ir a la perfección.
Primero, nos preparan de mil maneras: Psicológica, sistemática, espiritual y sobretodo físicamente.
Cada día es impredecible, es nuestra obligación completar ciertas funciones y atravesar muchos obstáculos que nos llevan al límite de nuestro ser, así que debemos aplicar todos los conocimientos que hemos adquirido como experiencia propia y ajena.
Antes de subir al vehículo, nos ayudan a vestirnos con trajes diseñados especialmente para el viaje y las condiciones en las que habitaremos. Cuidadosamente, nos visten entre telares negros y pesados, nos cubren el rostro y nos transportan hasta el vehículo.
El despegue fue muy brusco, la presión era tanta que nuestros cuerpos estaban inmóviles y nuestra mirada era fija, todo se movía, se calentaba, explotaba, se desprendía. Fue una lucha contra la gravedad que se sintió casi eterna. Pero por fin, todo estaba en calma.
Nuestros cuerpos ya no pesaban, flotábamos en aquella caja y todo era como una ilusión divina, de lo que nos rodeaba brotaba una luminiscencia estática. Nuestras voces ya no se escuchaban, eran gritos sordos que no rebotaban sobre ninguna superficie, ahora vagaban eternamente por el espacio. Un gran ventanal y la vista de lo que fue nuestro hogar, una sensación de añoranza invadía el lugar, una necesidad urgente de volver se apoderó de nosotras, pero ya era tarde, eso nunca iba a suceder.
Nuestro espíritu deambulaba por el espacio, nuestros cuerpos enterrados a un lado de una carretera solitaria, los insectos de la tierra carcomen el plástico de las bolsas en las que nos envolvieron y nuestra carne pálida se estremece ante la putrefacción del destino.
Somos tres privilegiadas, en el lugar correcto, en el momento correcto. Secuestradas, golpeadas, violadas, empaladas, asesinadas y enterradas. Todo salió a la perfección. Ahora hacemos parte de la lista de las que han tocado la luna para nunca volver.
#NIUNAMÁS
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