un viaje que nunca se quiso hacer.

un viaje que nunca se quiso hacer.

ironía

24/08/2019

Aquellos hombres que desistieron de su idea de libertad, regalaron su existencia a la estúpida causa del dominio; luego serian acribillados por un régimen desesperado, yo me caería de la cama y huiría hacia otro lado, antes de estar muerto o aprisionado. Caminante, he itinerante, mi emancipación busque, todo atrás deje. Me encontré con la carretera interminable del destino, con el efecto de una determinación caótica la de huir de mi país, la de ser un inmigrante.

cuando mis bolsillos fueron los que pensaron, las tripas se convirtieron en cerebro, solo importo sobrevivir, mí yo quedo suprimido, anulado, y el autoconocimiento sonó como algo de tarados, desocupados. Sometido por la existencia deje de pensar, olvide la filosofía que alguna vez en un salón descubrí, bueno los conceptos. Saber leer y escribir, haber ido a la universidad, tener conocimientos de matemáticas y física, nada significo cuando ya no tuve que comer, cuando me encontré con el pulgar levantado esperando que algún carro parase, y me llevase lejos de mi país. De aquella situación de manipulación busque escapar, difícil fue actuar sin tener conciencia del papel que me tocaba interpretar, de la discriminación que me tocaría enfrentar, por tener un acento particular, el venezolano.

Kilómetros nos unieron, individuos lastimados y suprimidos por el sistema, que cargábamos nuestras vidas en una maleta tricolor que alguna vez nos regalo el mismo dictador que nos obligo a huir. Resignados, expulsados y abofeteados, por la tiránica decisión de un elefante que, aunque vista elegante es un ignorante; no le digo esquizofrénico porque ellos son los que el mundo deberás han cambiado, los que verdaderas revoluciones incentivaron, los que me motivaron para seguir caminando sin ningún rumbo, sin nadie que me estuviese esperando, literalmente como un loco que solo quiere ir avanzando.

Mi vida, sus vidas, nuestras vidas, sumisas e indefensas, buscamos ayuda, encontramos rastros de ella, pero primo la indiferencia. En el camino con muchos conocidos me encontré, personas que en los días buenos conocí. Cuando todo esto parecía imposible, cuando en mi patria había mucho más que solo combustible. Pálidos, y con los labios secos por la deshidratación, encontré a un abogado, aun ingeniero y aun doctor; cada uno con su teoría de la super inflación, la cual se repetían mientras cargaban un colchón. Sobrevivir sin importar de que manera, olvidando costumbres, para resolver incertidumbres, como cuando en la basura toco buscar el alimento, como cuando en la calle toco dormir.

De utopía a Distopía, la realidad de mi nación cambio; de la abundancia que alimentó el contrabando a la miseria de vivir rodando, de vender gasolina en la frontera y tener llena de bolívares, dólares y pesos la billetera, a tener el alma en las suelas. La evidente desgracia de un pueblo victima de un exabrupto cambio, se esparció por el continente y sería difícil de eludir, por su magnitud. El número exacto no lo tengo, pero se que mas de dos millones de compatriotas hemos huido. Degradados y humillados, tratados como invitados no deseados, nos desentendimos del sistema sin tener ningún lema, o ideal; la causa: elegir un mal dirigente como nuestro presidente, ese maldito cerdo elocuente.

Sin refugio en este plano a dios nos toco llamar, un trasmundo desear, en el cielo pensar ya que no se pudo más. Miles Salimos buscando libertad, decenas han encontrado la muerte sin conocerla. Nómadas, y cosmopolitas, un numero infinito de familias se han declarado, por culpa de un estado que se ha amparo en darle vida a un universal, negando la realidad particular del pueblo, la mía, la de él, la de ellos, la de todos los que nos tocó huir, por buscar la harina de las arepas en otra patria, por querer ser libres y felices, sin saber con precisión que significaba eso, pero con la seguridad que no fue lo que encontré, en la esquina de un semáforo en otro país.

Mis ojos miopes y con astigmatismo vieron mi país por ultima vez, sus calles, sus carreteras, proyectadas en los lentes de mis gafas, que hoy rotos ven, otras calles y carreteras, en otra nación, donde no me esperaban, donde no soy nada. Cifras, en eso nos convirtieron, en eso nuestras vidas y nuestro viaje redujeron, sumaron y restaron con mi pueblo, y el resultado de ello son muchas historias como las de este cuento, de viajes que nunca se quisieron hacer, de viajes diferente, como los de un inmigrante.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS