San Sebastián, Donosti (España), frontera con Francia. Llegué justo para el Zinemaldia 🎥 el festival de cine más grande toda Europa! Me hospedé en un hostel súper copado y conocí al entrerriano Gustavo. La ciudad era un caos por el festival. El gentío salía hasta por debajo de los adoquines! Después del paseo costero, la recorrida por la parte vieja y el barcito con los mejores pinchos y pintas de Vizcaya, me metí en la sala de prensa del festival 🎬 Obviamente no estaba incluida en ninguna lista, pero saqué mi carnet de prensa (y mis habilidades de caradura) y adeeentro! Las pelis 📼 se proyectaban una tras otra y yo cual crítica de Hollywood codeándome con grosos. La vorágine del día me llevó directo a la cama 🛌💤
El tormento comenzó cuando, a la mañana siguiente, pedí una noche más en el hostel y no había lugar ahí, ni en ningún otro alojamiento: recorrí toda la ciudad, pero nada disponible (ni en hoteles 5 estrellas ni en los sucuchos de los suburbios, nada de nada!) ¿Tendría que irme de San Sebastián? Tampoco había micros 🚌 ni trenes 🚂 para ese día! Me imaginé durmiendo en algún bar 🍺 o en la plaza junto a la famosa calesita🎠. Volví al hostel a hacer un último intento…
– Te pago la noche igual y me quedo durmiendo en el sillón.
– No se puede, hay cámaras por todos lados y me ponés en un compromiso.
Otro de los empleados escuchó mis súplicas y me ofreció pasar la noche en un “piso” que alquilaba con sus compañeros que también trabajaban en el hostel. Como no tenía a dónde ir accedí.
Fuimos hasta el lugar en pleno centro, el departamento quedaba arriba de un bar. Subimos 3 pisos por las escaleras, abrió la puerta y charán: era un bulín! Un sin número de habitaciones, colchones tirados por doquier, olor a alcohol insoportable, una caterva drogándose en la cocina y un par de parejitas teniendo sexo desaforado. Me vi metida en una película porno 😱
Cuando me quise ir, mi anfitrión, me retenía con charlas y me servía bebida. Pedí permiso para ir al baño y me escapé por la ventana (había una suerte de escalera de incendios en el exterior del edificio).
Caminé a paso firme por la calle principal y me escabullí entre la gente. Dicen que la música 🎶 calma a las fieras y desde una iglesia fui llamada por las voces del coro: me metí ahí para tranquilizarme. Caía la noche 🌃 encaré para una zona movida e iluminada decidida a quedarme en un bar hasta que cierre y me echen. Como todo sitio turístico los lugares se reducen a zonas particulares.
Estaba sola, de noche en una ciudad desconocida y tenía mucho miedo 😥. En ese momento la fortuna hizo que me cruzara con Gustavo, y entre sollozos le conté lo que me había pasado. No me iba a dejar sola y me hizo el aguante hasta que aparecieron sus colegas.
– ¿Dónde están parando? Mi amiga no tiene donde dormir.
– Acá a un par de cuadras. Es una casa de familia pero en nuestra habitación hay una cama libre.
De repente se abrió el cielo 🙌. Fuimos con Ángeles y su pareja a preguntarle al dueño de casa si podía pasar la noche ahí.
– Afirmativo!
En la habitación éramos un montón. Todos del palo del cine trabajando para el festi🎬. Me hice compinche de realizadores, productores, directores y actores. Nos quedamos hablando hasta entrada la madrugada, pero al final me venció el sueño y palmé 😴
Esa noche dormí con un par de ángeles 👼👼 que me custodiaban.
Al final no recuerdo cuántas películas vi durante el festival, pero sin dudas la mía se llevó el premio de esa edición 🏆 #LosÁngelesDeAnto

Fin

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