A bordo en esta galaxia de sueños

A bordo en esta galaxia de sueños

Agost Jen

26/06/2019

Y aquí me encuentro nuevamente, saltando de un lugar a otro, entre las nubes de lo desconocido y los placeres de encontrarme con personas nuevas y cielos por admirar cada día y cada noche.

Holanda

Esta vez estoy viajando junto a Allyson, una gran amiga que me ha enseñado a luchar cada día por mis sueños y a enfrentar mis miedos. Nos dirigimos a algún parque en Holanda, estoy buscando las bicicletas mientras ella tararea una canción que desconozco. Me ha dicho que tengo que estar abierta a perderme en el camino para poder disfrutar del viaje, es el último día que paso con ella porque mañana debo tomar un avión y encontrarme con Claudia.

Creo que ella desea ir a ver los canales, por supuesto, también deseo hacerlo y ver eso que la enamoró en aquel entonces. Voy tomando fotografías en la mente de los edificios, de las personas que van por ahí caminando y los niños que van saltando tomados de la mano de su mama.

Hemos llegado a una casa en la que duermen muchas personas juntas, Al y yo nos tomamos una litera y me quedo arriba imaginando que así estoy más cerca del cielo. Hemos cenado stamppot, estaba muy bueno y en realidad quedé satisfecha. Espero que Al pueda dormir tranquila aunque mañana es un día importantísimo para ella.


Guayaquil, Ecuador.

Ahora ya estoy acá, Claudia ha llegado por mí anticipadamente tal y como es su estilo, dijo que primero debemos ir al parque histórico. La idea me encantó ya que amo los parques. Siento mucho calor, me ha dicho que me relaje, que lo disfrute pero primero le pido parar un momento para que pueda ir a un baño a ponerme una camiseta y cambiarme los zapatos porque en verdad siento que muero. Es que no estoy tan acostumbrada.

Claudia habla con mucho orgullo de su ciudad, me encanta ver ese brillo en sus ojos cuando me dice que este parque fue un lugar importante en el comercio del cacao, recuerdo mi país y siento orgullo también porque en Guatemala también es importante este delicioso fruto. Vuelvo a tomar nota de su arquitectura y quedo fascinada ante el esplendor, veo a las personas con sus vestimentas tan elegantes y distintas de la mía, seguramente han notado que soy turista por como llevo una gran sonrisa en el rostro cuando veo los animales que viven en esta zona y como es que le tomo fotografías a personas que están disfrutando del encantador día que se nos ha venido encima.

Los huertos son maravillosos en verdad, me pierdo en las palabras de mi amiga cuando me muestra la vitrina de la vida rural del antiguo Guayaquil y por un momento pienso en si es posible encontrarme con él por acá. No me doy cuenta pero al ver una semilla de cacao me voy lejos nuevamente, para encontrarme con sus ojos y pienso que en verdad estoy perdida en los recuerdos creados por mi mente de aventuras que jamás sucederán a pesar de estar en su hogar.

Claudia me ha cogido de la mano y vamos corriendo sintiendo un cosquilleo en el estómago, claro, es que ya se ha hecho tarde y es hora de comer. Ella se ha adelantado y me ha pedido una porción pequeña de ceviche, una porción de seco de chivo y patacón con queso. No sé si sea buena idea mezclar esto pero definitivamente se ve tan delicioso que no puedo resistirme, el ceviche me ha dejado maravillada y los patacones han sido tan exquisitos, jamás había comido chivo pero definitivamente es una maravilla. Al final me he tomado un poco de agua pura porque sentía que moría sin ella, bueno, mucha agua pura.

En la noche caigo rendida y me pierdo en los recuerdos una vez más, tan deseosa de seguir en este país tan maravilloso, tan feliz de tener en la mente el último día que pasé con Al y pensando en volver a casa para contarle a mi familia, aunque antes debo pasar por algunos recuerdos para ellos.

Claudia y yo nos tomamos algunas fotos porque a ella si le gusta tomarse fotografías, por supuesto que fue muy grata la tarde, estaré por acá un par de días más para conocer a su familia y quizá ir a visitar las universidades y bibliotecas que me llaman tanto la atención, aunque por ahora la experiencia de dormir sin sábanas es lo que más entretenida me tiene, claro, había escuchado de él que por el calor no usaba sábanas y era necesario quedarse en pantaloneta para no morir ahogada.

Grabé el sonido de algunas aves y aún siento en la nariz el aroma de algunas de las flores que vimos en el parque. Espero poder ser una gran compañía para Clau, sé que ella está feliz de tenerme acá.


Antes de volver a mi país quise ir un día yo sola por las calles de Guayaquil, para ver que cosas regalarle a mis amigos y familiares, por supuesto, mucho chocolate para mamá y adornos para los demás, fui por última vez a una de las bibliotecas y sentada en silencio, con los audífonos escuchando una hermosa melodía que sonó en una película que me gusta mucho, tomé mi diario y escribí cosas que no puedo dejar escapar de mi memoria. El cómo es que todo es distinto y agradable, como pude apreciar la noche de una forma diferente desde el balcón en la habitación de Claudia, de cómo es que aunque estoy acá no pude estar con él y que no sé si aún vive en este país o si se marchó para siempre.

Me sigo pensando en otros lugares para ir el siguiente año, para seguir creando mi galaxia de sueños entre nubes de viajes llenos de libertad y sonrisas, ya es hora de partir, Claudia me espera para despedirse.

Espero que esta carta no haya sido muy larga, gracias Gén.

Con amor

Jen

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