Volver a mis raíces al pueblo donde nací, en el bus de siempre, donde a diferencia de otros recorridos este tuvo un toque de emoción más. Y no por mi causa, ni de alguien cercano. Fue a causa de una familia de desconocidos, que para la bendición mía, detrás de mí se colocaron. Una esposa emocionada de raíces que claramente no eran serranas, cada tramo un mundo nuevo para ella, cada curva asombrada daba grititos de emoción, el esposo paciente la tranquilizaba y explicaba los caminos de antes y los cambios que ahora juntos descubrían.
Aprecien el paisaje le decía a la niña, quien junto a su hermano entretenidos con un mascota estaban, apreciaban hasta las rocas de que yo hacía tiempo ya ignoraba aquellas que formas caprichosas habían adoptado. Los ojos de aquella mujer veían lo que yo ya estaba ignorando y me quito la ceguera que la urbe me había colocado…sonreía de todo y nada, me alegre de este poco y mucho….
La música acompañaba este espacio donde se mezclaban emociones; donde, soñaban durmiendo los cansados y soñaban viviendo los despiertos… me volví a mis raíces y fue cuando empecé a ver ese sempiterno amor en las mujeres de trenzas y ojos negros como noche, hermosas ellas, con surcos de vida en el rostro con manos manchadas de esfuerzo con uñas rajadas de trabajo ambos por una única razón, el amor.
Ellas madres lindas de polleras coloridas y mantas arcoíris…calladas, pero con acciones que responden cualquier cuestionamiento, actuaban por sus hijos, actuaban por la vida, por la vida tuya…que espero estés aprovechando y no emborrachándote de malas actitudes, caminando por ríos de alcohol, fumando de tu tiempo, acabando con esa cerrilla de la esperanza y amor de una madre para con sus hijo. Si le rompes el corazón a ella el daño será eterno, no para ella, ellas lo perdonan todo, será eterno para ti porque ese vientre donde se formó tu alma, no siempre estará en tu vida…
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