Bomba de sangre
(Relato infraordinario). De los anfitriones, el mejor. Esclavo por excelencia. En su hogar no hay margen para la picardía, esa que a uno lo hace querer beber de otra fuente, excederse con el discurso, desafiar a un espejo. Acoge la carne y el espíritu de un huésped que vive libre, que tiene facilidades por de más...