Junto al negro de tu pelo se va escapando el tiempo

Junto al negro de tu pelo se va escapando el tiempo

María Skaleno

08/03/2023

La primera apareció pronto. Resaltaba plateada entre tu pelo oscuro, tanto, que aparentaba ser cien. Al principio te la arrancabas, rabiosa, con la esperanza de no volverla a ver. Siempre reaparecía fuerte y palpitante, siempre dispuesta a vencer. Al mirarte en el espejo buscándola, se escondía. Rebuscabas acercándote, pero no, nada que hacer.  Luego, alguna amiga, tu madre, una vecina, te decían insensibles, anda Maite, si te están saliendo canas. Y ya no hacía falta que su reflejo la delatara. La sentías enraizando en todo tu ser. Una hora, dos. Un día, tres. Cuando su presencia se hacía insoportable, en el baño de un bar, en el del trabajo, frente a un escaparate tal vez, hurgabas con tus dedos en la cabeza, toda ojos y nervios hasta que dabas con ella. La enrollabas en el índice de la mano derecha y ¡zas!, fuera otra vez. Por entonces, ¿qué tendrías?, más o menos veintiséis. Pasó algún tiempo, un par de años o cuatro, antes de que dejara de importarte, cuando ya no era una, sino diez. Rápidamente fueron cincuenta y luego dos mil. Ignorabas desdeñosa a tu peluquera cuando de hablaba de teñir. No me importa, le decías. Pero te pone años, te decía ella a ti. De todo eso hace ya tanto, que ni llegas a recordarlo. El espejo te dice lo que eres y no le quieres creer. Lo de menos es tu pelo entreverado de blanco y gris. Esas arrugas, los ojos sin brillo, esa no eres tú. No, esas canas no son tuyas. Esa vieja que te devuelve la mirada atónita, no, no, es imposible que seas tú.

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