La vida no suele regalar finales felices a quien no los merece. Todos queremos uno, pero ignoramos nuestra vida, nuestras decisiones, nuestros errores.

Solemos fingir, sufrimos de amnesia, pero todo está allí, venimos cargados, de aciertos, de errores, de pecados, aunque pretendamos olvidar.

Pero al final se revela nuestra identidad, somos cuerpos cargados de sensaciones, de recuerdos y morimos añorando aquello que dejamos escapar, todos con imposibilidad de olvidar, todos con imposibilidad de amar, con imposibilidad de soltar, todos con el corazón roto abrazados por la soledad y algunos tantos recuerdos amargos.

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