dos listas

¿cosa no es una palabra demasiado sustantiva, elusiva?

(infraordinaria)

Cosas en las que un hijo puede parecerse a su padre (incluso las que siempre odió en él)

La forma ostensible en que se le tensan los músculos del cuello al comer, al tragar saliva. Con los años le sucederá lo mismo con los del pecho.

La flaccidez y la blancura de sus brazos.

Ahogarse cuando se ríe, terminar tosiendo.

Dormir tapado hasta la cabeza.

Roncar, al extremo de la apnea.

Pararse balanceándose en puntas de pie buscando altura.

Pelar el hueso con los dientes hasta despellejarlo. El costillar cortado ancho.

La forma de mirarse al espejo. Un poco de reojo, la cabeza medio inclinada hacia la izquierda, la vista hacia arriba, achicando los ojos como si no pudiera ver bien, galán en blanco y negro. De peinarse ese remolino en el pelo, en el exacto lugar de la cabeza donde lo tenía el padre.

La sonrisa (pero él tenía los dientes más feos; gracias, mamá)

Ciertos modos de seducción (algunos le dan asco)

Contar las mismas historias, una y otra vez. Perfeccionarlas.

Quedarse suspendido, con la boca entreabierta, la mirada fija en nada, sin pestañear.

Aparentar prestar atención pero no escuchar ni una palabra de lo que le dicen (cómo odiaba eso en su padre)

Ciertas veleidades de cantor.

Uno o dos placeres inocuos.

Su relación con el dinero. Las opciones que elije para gastarlo.

La cordura.

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Aquellas en las que no (y no se enorgullece)

La forma de limpiarse al defecar. El padre cortaba el papel varias veces, de a pedacitos, y lo iba tirando de a poco (lo supo en sus últimos días, cuando debió asistirlo) El hijo lo corta una vez, pero en cantidad mucho más generosa, lo va doblando y recién lo tira en el final.

El padre era partidario del rojo y hasta del amarillo. El hijo se detuvo en el azul y en el verde. Ninguno amó el marrón.

Su juvenil, abandonada ambición de ser cura (el padre miró siempre de reojo esas cuestiones metafísicas)

El padre era más recto. El hijo es más curvo, con meandros, y a veces se hace nudos.

Esa maldita costumbre del hijo de acostarse por las noches arrepentido de algo. Esa perpetua insatisfacción.

El padre nunca tuvo ciertas fobias.

La locura (o esa otra forma de la inteligencia, ¿no, mamá?)