Te amaría tan violentamente, como dos corazones saliéndose del pecho con ira absurda e injustificable.

Para bombear tan juntos, tan juntos, que sintamos que uno se funde en el otro, que ya no hay vuelta atrás.

Besar tu cráneo ilustre, beber jarabes de tu cuerpo, llorarte en prosa, adorarte en verso.

Dormir en tus brazos tan cálidos, pertenecer a algún lugar en esta tierra que parece no ser mía.

Escuchar el estruendo de mi risa, ser, ser para siempre, y si el «para siempre» no existe, entonces mi pobre cerebro no estaría conectado a este mundo, ni el tuyo.

Y yo te amaría de forma altruista, como a mi caramel macchiato, como Poe quiso a Virginia, como Beatriz enamoró a Dante.

Pero más que ir al infierno, yo me iría hasta el final de tu carne, ¡Ah, no! hacia lo más vergonzoso de tu mente, ¡Ah, no! Hasta lo más oscuro de tu alma.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS