Son las cinco de la mañana, la alarma empezó a gritar desaforada, gritaba y gritaba, pero la capacidad de escucharla, se había apagado para siempre.
Son las cinco de la mañana, la alarma empezó a gritar desaforada, gritaba y gritaba, pero la capacidad de escucharla, se había apagado para siempre.
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