Venía molido, se le notaba en la respiración agitada y la cara demacrada. El Ratoncito Pérez estuvo ayer por la noche en mi casa y estuvimos de cháchara un rato largo. Le saqué un Cabrales auténtico que le levantó el ánimo. Nadie le había facilitado un salvoconducto para ir a trabajar y los controles policiales anti alcoholemia le llevaron por la calle de la amargura, que es una mala calle.

No sé de donde viene esa extraña costumbre de recibir dinero a cambio de un diente pero no seré yo quien esté en contra. La información que traía no era demasiado buena: confundió un montón de dientes auténticos con la dentadura postiza de la abuela, que había quedado bajo su almohada. Ella no la necesita porque está intubada desde hace semanas en la UCI y los médicos ya descuentan los días.

Así cuando el Ratoncito Pérez se enteró del tomate quiso largarse sin dejar un solo euro. Yo me interpuse y le hablé clarito: la dentadura era de circonio, no de resina reforzada con metal ni de pasta barata, la había pagado de mi bolsillo hacía dos meses y lo menos que podía hacer era dejar un poquito de dinero en la almohada y llevársela de una vez. De modo que le acompañé hasta el lugar y le pedí amablemente que soltase la pasta. En principio se negó, pero cuando vio que le amenazaba un raticida de última generación torció el hocico, de mala gana sacó un par de billetes, los puso bajo la almohada y se llevó la dentadura a cuestas.

Luego sentí pena, la verdad. Me pareció cruel que un solo ratón tuviese que acarrear un objeto tan pesado. Ingenuo de mí yo pensaba que el Ratoncito Pérez era una sociedad limitada o una corporación y que vendrían un montón de ratoncitos en plan mudanza, pero no fue así: él solo, sin ayuda de nadie, como un auténtico autónomo.

Se largó con el mismo aspecto desalentado con el que llegó. Eso sí, antes de irse le tuve que rellenar un salvoconducto laboral por si la poli le hacía un control, no vaya a ser que se crean que es un ladrón de dentaduras.

Nadie me ha llamado, de modo que creo que habrá llegado a su casa sin mayores problemas. O eso espero.

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