Sangre color vino.

Me presenté en la sala vestida de negro, con unos zapatos que jamás pensé usar porque eran de ella.

Mama, dulce mama… ¿en qué momento desapareciste así? me siento culpable por haberte dejado ir. Por no poder desafiar a la muerte que te acosaba a cada suspiro que dabas.

El ángel negro te miraba desde el rincón de tu habitación, ¡YO LO VI! 

Era el vampiro de tu alma

Y te alcanzo mucho antes de lo que pensaba.

Los zapatos eran tuyos, los traje porque eran tus favoritos, pero ¿qué valor puede tener que en tu funeral los use?

El color vino me recuerda a la sangre que escupiste antes de decirme «Me muero». Por eso me gusta imaginar que están echos de tu saliva, conteniendo así, como en una capsula, tu último aliento de vida.