Infraordinario

En un espacio, entre la arboleda de aquella solitaria noche, bajo la languida luz de aquel farol, vestido con la luz de la luna llena, reflejada en el lago del parque de la ciudad, los reflejos inciertos, matizaban los movimientos de una silueta desdibujada, que no se podía definir, ni podía decir lo que era. Con destellos de luna y misterio, aquello frente a mí, se movía, se hacia cómplice de mi mente que se agitaba.

–¡Quizá vi  al diablo !–pensé– eso me pareció.

La nieblina  se movía, por momentos cubría el farol, dejando ver solo una aureola de luz, como un fantasma que  aparecía por alguna desconocida razón.

Las uñas de mis pies casi desnudos, entre las correas de las sandalias que calzaba, mostraban destellos de la luz de la luna, y el rojo carmín que las cubría, las hacía brillar como dos gemas mágicas sobre la banquecina piel de mis pies que se desvanecían, en el alo blanco que llegaba.

La niebla me cubría, y la veía extenderse sobre el lago.

  Sentí el  miedo envolver en una  ola de escalofrío,  la piel de mi cuerpo, y me alejé muy rápido de allí. 

–Tal vez, fue sólo la sombra de algo…–consideré.

–No sé… Quizá alguna rama que se movió…

Podría ser un poste, en la oscuridad de la ciudad, reflejando haces de luna.

Al mirar hacia atrás, aquella extraña imagen, ¡  pareció tomar más  forma y salirse del follaje que lo cubría, mientras llena de miedo vovía la vista al frente, y corría hacia la casa !

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS