Llega lentamente algunas  veces, otras llega enseguida. Con cara dulce y amable extiende su gran manto negro, buscando el descanso.

Las calles vacías, apenas hay los ruidos, todo es calma. Poco a poco las lucen se hacen presente en la ciudad, al mismo tiempo que sus habitantes,  empiezan a desaparecer. 

Ella y su manto negro son los que  traen esa magia, y  protegen nuestros sueños.

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