Estando acurrucada en mi cama, como si me pudiera sumergir en ella entre sabanas tan suaves como el algodón en donde van rozando todo mi cuerpo y de repente una luz tan cálida se va posando sobre mi rostro. Siempre suelo escuchar el intenso sonido de la ventana que pareciera que el viento lo estuviera abofeteando tan fuerte, que hace que mi mente y cuerpo abran los ojos como arte de magia. A pesar de eso me encanta escuchar las melodías o conversaciones que no entiendo de esas pequeñas criaturas que utilizan mi ventana como si se encontraran en un teatro musical. En donde con la brisa de la mañana y ese olor tan peculiar, me hace pensar en una escena tan relajante y serena, invitandome a quedarme un poco mas.

A pesar de no querer levantarme y mi cama no ayuda, es como si me abrazara y negándose a soltarme, pero como cualquier despedida tengo que irme. Al estar de pie puedo escuchar como el piso de madera empieza a crujir como si fueran hojas de otoño.

Sonrío, sale un suspiro tan intenso que hasta puedo sentir en está mañana tan silenciosa como mi corazón late y como mi panza me pide algo tan simple y cotidiano como un simple té. A muchos no les gusta o como digo yo, ellos no entiende lo especial que es el, un arte de más de mil años. Nada mas que hay que aprender apreciar ese arte, en donde se posa una pava tan fria cómo el invierno con agua en ella y arriba de una hornalla que al prenderla se asemeja al sol. Tan calido e iluminoso, al pasar el tiempo empieza hacer ruidos como si muchas burbujas estubieran desesperadas por salir y ser libres. Luego de agarrar una taza tan fría como la noche que muchas veces me sorprende, le voy colocando un saquito de té, cómo algo tan simple puede contener tanto sabor y la cucharita que al posar sobre la taza hace un ruido tan único. Ahora mi parte favorita en donde colocamos el agua, entre medio del vapor y humito del agua vemos como el saquito va destilando diferentes colores, más esas siluetas que salen de ella dando una sensación de calidez tan grande que puede llenar de alegría una mañana.

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