Infraordinario.

De acuerdo que la ventana estaba abierta, pero eso no te daba permiso para colarte furtivamente en ella. Tal vez si tu actitud hubiese sido otra, no estaríamos ahora en este punto. Los amigos no entran por las ventanas. Un educado zumbido llamando al telefonillo, me habría bastado para dudar al menos de tus siniestras intenciones, incluso con un pasado familiar tan venenoso como el tuyo. Al fin y al cabo no elegiste ser quién eras, cabía la posibilidad de que fueses la avispa negra de la especie y tu aguijón fuese balsámico, o tal vez solo eras el resultado de un mal karma. Puede que entonces tu casa se ubicara donde hoy está la mía y vinieses dispuesta a reclamarla.

Tuviste una oportunidad: intenté salvarte con aspavientos para que te marchases, pero tu negativa amenazante me obligó; soy alérgica a casi todo, no podía arriesgarme. Gaseada por el insecticida y mi mano como verdugo, tu cadáver, sobre la desgastada tarima del salón,  me pesa. No hay pruebas que avalen tus malas intenciones al invadir mi casa, pero no se derramará una lágrima en tu honor ni habrá palabras de funeral en tu memoria. ¿Qué podría decir de ti, si no sé nada?, tan solo que no estuviste avispada al decidir entrar por mi ventana.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS