Bucle (Infraordinario 2)

Me levanté a la misma hora de siempre, justo antes de que sonara el despertador. Como todos los días, decido quedarme un par de segundos observando el techo de mi habitación, pero no demasiado. Los años me han convertido en un experto para calcular las consecuencias del tráfico al no aprovechar el tiempo como es debido. Me apresuro a liberarme del tierno abrazo de las sábanas. Me cepillo los dientes, y recuerdo que debo pasar al mercado a comprar un desodorante. Me siento en el retrete a pesar de no tener ganas. Me baño. Me visto. Me perfumo. Llego a la cocina en medio de la oscuridad. El sol aún no sale. El frescor de la madrugada me ayuda a anticiparme al inicio de un nuevo y caluroso día. Dos huevos a la sartén. El café está listo, el olor es el equivalente a una droga. Enciendo el coche, pero aún no estoy listo. El sonido del motor insiste en recordarme las consecuencias del tráfico sino llego a la autopista a tiempo. Veo el reflejo de mi sonrisa sobre la superficie metálica del coche mientras anudo los cordones de mis zapatos viejos. Como un tonto, me burlo del motor. «Ingenuo. Voy con treinta minutos de ventaja». Pongo la reversa y salgo de los estacionamientos. Los primeros rayos del sol iluminan la carretera. Hay un accidente. «Carajo». Lo medito un rato antes de tomar una calle interna. Al fin me decido. Todo un éxito. Llegué a la oficina con veinte minutos de sobra. Las ocho horas son lentas e infernales como siempre. Mi jefa gritando. Los clientes gritando. Mis compañeros gritando. «Quizás estoy en el infierno y no me he percatado». Nadie me salva de las dos horas de tráfico al regresar. Llego a mi casa. Me baño. Me cepillo los dientes. Ceno algo rápido. Me lanzo al sofá a ver una película repetida. Vuelvo a la cama. Lloro unos minutos al recordar todos los sueños que dejé atrás. «¿Y si ya estoy muerto? ¿Y si esto es el infierno?», me pregunto, mientras me acomodo entre las sábanas. 

«Mierda. Olvidé comprar el jodido desodorante». 

Me duermo. Me levanto a la misma hora de siempre, y repito.