Sabia que este viaje era de nosotros dos, cuando te conocí entendí que eras tu la que yo debería presumir ahí en Campos Elíseos, tu con tu figura esbelta, tu cabellera negra y brillante, tu piel blanca y tersa, tu caminar tan seguro y tu voz tan cálida diciéndome que yo era el indicado para ti.

Y después de un año de ese viaje sigo pensando que esa turbulencia la debimos de vivir juntos, que en esta tormenta que aún me inunda tú fueras mi salvavidas, que ese aterrizaje era contigo y no sin ti.

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