Cigarro y chisquero, nada más salir del portal. Caminante. Media tarde gris a la altura de la calle San Marcial con Garibai, distancia de cinco caladas hasta el puerto, a la vera de este humo que me acabará matando. Tengo que dejar de fumar. Y no hay camino, solo un olor a salitre más intenso cada vez, y la distancia de cinco caladas que se torna en dos horizontes cuando llego a la orilla, donde siempre me dices que vuelva, pero ¿cuándo, si siempre estoy llegando? ¿Si hago camino al perderme?

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