De matadero a MATADERO 
III El viaje que aún no he hecho
Entre vacas y cerdos, el abuelo de Sofía había pasado su vida. A pesar de que el matadero era un lugar hostil, él nunca había dejado de soñar. Por las noches, inventaba historias que representaba con su nieta en el pasillo de casa. Ahorró para que ella viajara y se formara. Con su nieta lejos, él seguía escribiendo historias y soñando. El día en que su nieta volvió a casa, paseó junto a ella por aquel lugar ya transformado y oyó: «Abuelo, prepárate a ver una de las obras de teatro que soñaste».
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