Por encima del hombro veo que Sandro está quedándose atrás, pero no aminoro la marcha, debe esforzarse o se acabará la luz. Solo hay riscos, ya no quedan árboles. Tengo una barrita energética así que sin dejar de andar le grito que me alcance, que se la daré. El eco rechaza las palabras.

Sandro se detiene, busca su cantimplora. Está vacía. Maldita sea. No quiero ablandarme o no llegaremos a tiempo. Me paro. Me giro hacia él. Le grito si al menos será capaz de llegar hasta donde yo estoy. También le daré agua. Mis palabras son de vaho cada vez más espeso. Se está esforzando pero hago como que no me doy cuenta. Se pone de rodillas y recorre a cuatro patas los metros que le separan de mí. Es el mejor médico que conozco, ya habrá tiempo de agradecerle el esfuerzo cuando todos estemos a salvo.

Primero bebe agua. Le cuesta masticar la barrita. Creo que la fiebre empezará a afectarme pronto. Y quizás después a él. Intenta decirme algo pero se lo impido con un gesto. No quiero que gaste energía hablando.

No sé cuánto tiempo ha transcurrido cuando retomamos el camino. Mi cabeza empieza a ser una nebulosa así que le digo a Sandro dónde está el refugio, por si me desmayo, al otro lado de esas cimas hay una explanada de hierba. No distingo pensamientos de recuerdos. A mi espalda sonó un disparo al aire y el animal con un rugido se irguió mucho más grande que nosotros. En un movimiento reflejo me toco el hombro, el dolor confirma que apreté el gatillo de la escopeta de caza, cuando se abalanzaba sobre Elena. Ahora lo entiendo, mi hermano lo asustó. No puede faltar mucho. Sandro me sigue a unos diez pasos y hace rato que he perdido la noción del tiempo y del espacio. Por fin diviso el refugio, lo hemos conseguido, pero un calor me asfixia desde estómago y me desvanezco.

Cuando despierto, mi hijo mayor me arrastra hacia el interior de la cabaña, ya es de noche. No, cógele a él primero. La chimenea sigue ardiendo, alguien me pone un vaso con agua en los labios. No sé qué fuerza se apodera de Sandro para examinar a los enfermos, con su cuerpo temblando coge sus cosas de mi mochila. Como en un naufragio, primero los niños, luego las mujeres. Es una infección en la sangre, determina. Y empieza a preparar cosas y a administrar brebajes. Luego pide agua caliente y una gasa. Un paño de cocina acaba sirviendo. Veo como calienta la hoja de un cuchillo en el fuego de la chimenea y ya no aguanto más. Me abrigo y salgo a por la leña apilada en la parte de atrás. Al volver me arrepiento, Elena me necesita, el dolor la está haciendo delirar así que ignoro lo que veo y aferro su mano. La llamo por su nombre. Se pondrá bien. Todos empiezan a mejorar mientras yo empeoro. Sandro está allí y ahora mis hijos le llamarán tío. Ha confirmado mis sospechas, algo en la garra de ese animal infectó la herida, y después se contagió a los demás.

En unos días volveremos a casa y haremos que lo investiguen de forma oficial. No me puedo imaginar que no hubiera llegado a tiempo, que no hubiera sacado a ese hombre de su casa con un puñetazo, no había tiempo de esperar los trámites para un helicóptero de rescate. El sueño me aplasta, no te resistas, me dice un susurro, estamos todos bien, cierro los ojos y descanso.

Elena me sonríe, debo de haber dormido más de diez horas, juega con nuestro hijo pequeño a hacer formas pasando un trozo de lana sujeto entre los dedos de las manos de uno a las del otro. Los mayores están charlando junto a una ventana, empezarán a pelarse en cualquier momento, y mi hermano abraza a su esposa que sigue temblando de frío. A ese lo voy a odiar toda mi vida, por seguir mis pasos al fin y al cabo, por convertirse en biólogo, por traernos hasta aquí a estudiar a esa bestia de comportamiento humanizado. Pero si yo no lo hubiera acompañado estaría muerto. Después miro a los demás. No se lo voy a perdonar y en mi mente prohíbo las excursiones en familia, de nuevo me gana el sopor.

Veo cortinas blancas con flores amarillas, y ahí está el cuadro de Elena que llena toda la pared, es hermosa. Me han traído a casa.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS