Mi corazón latía rápidamente al ver a ese hombre inerte he inmóvil mirándome; sabía que me secuestraría, lo obscuro de la noche abrazaba mi alma; corrí y corrí sin detenerme, mientras sus pasos se acercaban rápidamente. El corazón estaba a punto de salir de mi cuerpo, sentí que en cualquier momento sus manos me atraparían. De alguna forma saque fuerzas para seguir corriendo. Por fin mi casa, a solo unos cuantos pasos. No deje de tocar con una gran desesperación . Al momento de abrir, ya estaba dentro, cerré y puse un madero para atrancar la puerta. Me acerque a la mesa, y sople rápidamente para apagar la bombilla; todo quedo en total quietud solo se escuchaba mi respirar agitado, mi madre me pidió explicación y calle su boca con mis manos. En el patio se escuchaba mi familia. No quería que se dieran cuenta de lo sucedido. Se escuchaban pasos aproximándose a la puerta. Aquellos toquidos, casi derriban la puerta; —¡abran, abran! —¿quién toca así? Menciono mi madre, yo estaba atónita, —¡abran o tiro la puerta! Por la obscuridad, no me di cuenta cuando mi madre abrió la puerta. Estaba ahí ese hombre, poseído por la maldad. El sudor goteaba de su cuerpo. Su mirada atravesó mi alma cual lanza mortal. Acerco su mano a la cintura y saco una daga. Inevitablemente nos alarmamos…. —vendrás con migo o en este momento mato a toda tu familia. —No por favor, no les haga daño. —¿Que esta pasando aquí? ¿Quien es usted? —No importa quien soy yo, solo que me llevare a su hija y no me iré de aquí sin ella, haga lo que tenga que hacer. —No mamá, no se preocupe me iré con el, solo no les haga daño. —Salí llorando, deje a mi madre con un dolor tan grande, pero sabia que ellos estaban a salvo, Me tomo del cuello y comenzamos a caminar. Entre la obscuridad de la noche. Mis pies estaban lastimados por las espinas de tantos arbustos. No recuerdo cuanto tiempo paso. El no dijo absolutamente nada por el camino. Antes de amanecer llegamos a un cerro en la inmensidad de la nada, solo una pequeña choza, detuvo su caminar. Mis pies deteriorados por el maltrato de aquellas malezas. Estuve a punto de sucumbir, —Esta será tu casa, —una choza de sacate sin puerta. Se acostó a descansar, yo me quede en la tierra fría, inmóvil, vigilándolo. Cuando el sol salio, entro por el hueco de la puerta. Me levante con cuidado y salí, ¿Para donde me iría si no sabia el camino al pueblo? Me senté a llorar y estuve inmóvil por un pequeño lapso de tiempo. Ese hombre malo salio y me tomo a la fuerza cruelmente. No tenia caso seguir viviendo. Mi mente estaba tan mal. Comenzó a pasar el tiempo y yo en ese lugar tan alejado del mundo, amanecía y anochecía y mi vientre crecía cada día mas. Como morir o matarme si traería una vida a este mundo. Días comía y otos no, pero ese bebe me daba una fuerza extraña que me hacia seguir de pie. Los días transcurrían y ese pequeño llego a este mundo. Mi hijo… mi pequeñito hijo. Ahora el era el motivo que ocupaba mi vida para seguir latiendo. Era tan pequeñito, sin color alguno, parecía que sus huesitos estaban forrados por una tela transparente de piel, entonces sentí un deseo inmenso de pedirle a Dios que le permitiera el Don de la vida, ya que para mi era imprescindible su presencia. No paso mucho tiempo cuando de nuevo tuve otro bebe! mi mundo estaba tomando forma, dos hombrecitos en mi vida, por ese lado era yo tan feliz, me sentía plena. Un día de tantos, me golpeo como era su costumbre, me dio tanta rabia que no pude desahogarme. Ingenuamente le di pecho a mi bebe y no paso mucho tiempo cuando estaba agonizando, la leche que le di, le hizo tanto daño que mi bebe murió. De nuevo mi mundo se desmorono, estaba ahí mi bebe quieto, con sus manitas amarradas y sus ojitos abiertos, no sabia si llorar o quedarme inmóvil, lo miraba para ver si una parte de su cuerpo se movía, pero eso nunca paso.

Al pasar el tiempo me embarace de nuevo, tenia siete u ocho meses, cuando aquel hombre estuvo envuelto en una riña, lo golpearon demasiado y lo balacearon. A los días el se recupero ya que las balas le habían lastimado solo las piernas. Cuando mi bebe nació estaba mal de salud, ya que el susto que pase, hizo que de alguna manera le afectara, así que paso poco tiempo cuando falleció. Una segunda carga de tristeza invadís mi alma, porque a mi, porque esta vida con el hombre mas malo. Empece a sentirme mal de salud, que sorpresa me deparaba de nuevo el destino, un nuevo embarazo. Ya no quiero bebes, acabo de sepultar a mi hijo y ya traigo a otro en mi vientre.

Es impresionante como pasa el tiempo y uno sigue adelante con sus tristezas, gracias a que mi Jorgito siempre ha estado a mi lado. En poco tiempo tenia al nuevo bebe en mis manos, al año de vida enfermo y la falta de doctores y medicina hizo que se agravara a tal grado que murió. Mis rodillas cayeron al piso sin fuerza alguna, llore y grite desesperada, angustiada, enojada, que hacia ante tal circunstancia, de nuevo sepulte a mi tercer hijo y el miedo se apodero de mi, ya no tendré mas hijos, no soportaría una muerte mas. Curiosamente al pasar el tiempo, fuimos al pueblo, el entro a una tienda mientras nosotros esperamos afuera, adentro lo golpearon y apuñalaron hasta sacarle las entrañas, lo sacaron agonizando, lo arrastraron por la calle y lo golpearon varias veces en un poste hasta morir.

El horror invadía cada parte de mi cuerpo, las lágrimas salían de mis ojos, pero la quietud llego, junto con la libertad.

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