En la región de los Ríos Humeantes,se alzaba imponente la Hacienda de las Amapolas. Ahí llego mi madre muy joven a trabajar de sirvienta y fue quien me contó la historia de su patrón Don Raul Avila y su hermosa esposa Mitra.Eran las segundas nupcias del rico hacendado,que ya rayaba en los 60 años y que tenia solo un hijo,fruto de su anterior matrimonio con Belencita Jimenez,el cual estudiaba en Europa,decían que para doctor.Ala niña Mitra la abandonaron una noche,en las puertas del Convento del Divino Pesebre a la edad de 4 años,las monjas la cuidaron como su tesoro y cuando la mayor benefactora del Convento,Doña Eva Miranda de Avila conocio a la niña quedo encantada con esos ojos azules y ese porte de Hada.Desde ese dia se dedico a llevarle cosas a esa niña,acompañada por mi madre,vestiditos de razo,zapatos finos y muñecas de porcelana. Pidió a las monjas que pusieran especial interés en su educación y ellas aceptaron gustosas al recibir grandes sumas de dinero de parte de Doña Eva.
Y es que Mitra era de otro cielo…era una mezcla de angel y una Ondina.Y cuando la mujer de Don Raul se fue atrás del hijo a Europa y no volvió en un año,disolvió el matrimonio y quedo como soltero,así que Doña Eva tuvo una mañana la revelación de nietos rubios retozando en el jardín,pero antes una gran boda,entre su amado hijo y su protegida que ahora tenia 16 años.Las monjas habían hecho bien su parte y le enseñaron francés,latín,costura,pintura y modales. Decían los jardineros del convento,que cuando Mitra pintaba en el jardín,los mismos ángeles bajaban a observarla,porque se detenía el tiempo y el aire,y las aves se callaban.
Don Raul se rió bastante cuando su madre le pidió que desposara a la huérfana,lo tuvo que llevar casi a rastras al convento para que la conociera.Tomaron el camino corto y en siete horas llegaron a la ciudad y directo al mercado a comprar unas rosas blancas para que Don Raul se las diera de presente a la muchacha.
Cuando la vio sentada con un vestido azul en la escalera de piedra,se apresuro a darle las flores y se sumergió en ese azul intenso del abismo de sus ojos.
Se casaron ese mismo año en la capilla de la Hacienda ante regios invitados y todos los trabajadores,mi madre nos contó que nunca vio novia mas linda y que un olor perfumado invadía el aire de ese mes de octubre.Doña Eva también estaba radiante y le susurro al oído a su nuera-Dame nietos hermosos y siempre te cuidare-
Las monjas aplaudían y Sor Micaela derramo lagrimas mientras aventaban petalos de crisantemos a los recién casados.El banquete termino con fuegos artificiales y de ahi pasaron tres años sin que Mitra lograra concebir. Empezó a tomar remedios y encomendarse a los santos.Tomo miel de Campeche y leche de chiva y Doña Ignacia la sobo seis veces.El doctor de la ciudad le dijo que no veía ningún impedimento para que fuese madre,pero no lo conseguía y cada mes entraba a su habitación su suegra para atosigarla y decirle que si no se daba prisa,en cualquier momento podría regresar Belencita y reclamar su casa. También le prometió que si le daba el tan ansiado nieto,le regalaría la Hacienda de Morelos con las escrituras.Mitra que nunca había tenido nada mas que la cobija en que la dejaron envuelta prácticamente en la calle y que por cierto atesoraba en un pliego de papel china,lloraba de impotencia.Tal vez por la canela que se untaba en el vientre y las peticiones que luego hizo a San Gerardo Mayela y repetir cien veces diario un hijo,un hijo que se parezca a mi…un día no se presento la regla y llena de jubilo se lo contó a la suegra..esperaron a ver al doctor de la ciudad y les confirmo que estaba embarazada.Brindaron con coñac al regresar a ka Hacienda y a los nueve meses dio a luz un varon como hecho de alabastro.Le pusieron de nombre Iñigo y el día de su bautizo Doña Eva le entrego a Mitra las escrituras de La Hacienda de Morelos.Pasados cinco años fue que cayo la desgracia.Mitra comenzó a sufrir insomnio y no huno ningún remedio ni medicamento que la ayudara..deambulaba por la hacienda de madrugada,mi madre y las otras criadas detrás de ella con te de azahar y valeriana.No dormía ni siquiera una hora,se fue agotando como una vela y comenzó a alucinar y dejo de comer.Siete meses duro ese martirio y sus ojos antes bellos eran aterradores,a veces en breves momentos parecía que dormitaba,aferrada a su vieja cobija y entonces decía que soñaba.Le contó a su suegra y a su esposo que veía una mujer tendida en un petate,estaba muerta y rodeada de orquídeas,el olor de la vainilla llenaba la choza y un hombre lloraba y le decía que no podía quedarse ahi y después cabalgaban juntos en un caballo negro y ella se protegia del frio con la cobija que la encontraron las monjas.Pero esos sueños solo duraban unos minutos y después volvía esa locura hasta que dejo de hablar la noche que en otro sueño descubrió que su madre también había muerto del mal del sueño.
Las monjas no dejaban de rezar y le cosieron escapularios en el camison. Doña Eva mando una carta al Vaticano pidiendo por ella y Don Raul agoto todos los medios hasta que una madrugada en que las alucinaciones la atormentaban por la falta de descanso la hicieron brincar de la cama y golpearse la cabeza tan fueret que perdio el conocimiento,estaba orinada y delgada como un niño,Don Raul la acuno en su pecho y le hablo quedito hasta que colapso.La sigueinte molienda las cañas amargaron y el fantasma de Mitra se veia por la Hacienda dejando una estela de vainilla.Iñigo tendria la misma muerte trece años despues.
Don Raul la sepulto en los limites de la Hacienda en un Mausoleo de marmol y cada domingo iba a llevarle azahares y le lloraba quedito para no despertarla
OPINIONES Y COMENTARIOS