Renacimiento
El tiempo no decidió el final. Estiraron de su piel y la rasgaron en pedazos de lluvia. Y no pudo, no quiso caer, solo dejo de respirar. Más allá del horizonte, el prohibido destello del dorado, el insondable murmullo del futuro abiertas las manos al abismo. Y ella, en el suelo, recogiendo pedazos del injusto...