Liviandad
Me siento, veo, huelo y solicito… Al estar ahí presente, pienso frenéticamente y creo que uno no será suficiente. Entonces me vuelvo golosa y pido cuatro. ¿Cuatro? me preguntan. Sí, denme los cuatro, respondo. El rigor me somete a sus encantos y la saliva remoja mi boca por saborearlos. Estoy acabada, hundida, humedecida… Tomo con...