Luz carnosa

Conoce la hora del crepúsculo

el hombre que pasea a la cigüeña
la mujer que guarda silencios en el bolso
la sombra con manchas de carmín
y un dios incandescente que derrama
la luna encendida y acaricia
el hombro de los civilizados.

Las calles líquidas entonces
se expanden como alas en el fango
huyen de sí de todo y de nada
reptiles con su luz carnosa
venas que abandonan el cuerpo
invasoras raíces de la noche.

Calle sin salida

Afuera es ciudad. El gato palpa sus ojos cansados

y torvas de mirlos
preguntan por la grieta de la noche.

Aire comestible

La plaza se encorva sobre un lecho oscuro macilento de luz.

Sin embargo es fulgente la luz que rezuma en las costuras
del centro comercial.

El hombre que pide susurra una fronda de verbos extraños y apenas vocaliza mantras epicúreos desahuciados que habitan un parque sin pupilas.

Por lo demás el aire es flácido y comestible
como una geometría dispersa de rostros sin furor.

MARÍA
Escucha mi pelo, toca mi voz y moldea el latido de mis ojos.

CARLOS
Soy tan azul que podría arriar las burbujas doradas.

ALIM
En el mar de este suelo hago espuma y persigo luciérnagas con escamas de pájaro y aletas de ciempiés.

DANIELA
Ya no siento los dedos de algas en el hombro. Si me llama el crepúsculo dejaré sudorosa mi aura y partirán mis brazos.

MARIO
Guardo sueños de níquel en bolsas de plástico. Dígame qué me debe su antifaz. No sé si le he contado lo que hice mañana.

GLORIA
Aún quedan almanaques en el monedero. Esta noche podremos cenar fotografías, como aquellas del verano que nevaba.

NÉSTOR
Con las manos descalzas retozamos en nubes de hojarasca
y bebimos del aire turgente derramado en nuestros vasos por los soles de invierno.

EL HOMBRE QUE PIDE
Recuerdo que una vez fui nombre y ciudad y el viento horadaba estatuas en mis pómulos y sabían a mar las gaviotas que bordaban el aire sobre las azoteas,
cuando los ascensores no sabían descender por la ladera fresca que prestaba el rocío a las ventanas más amplias que pudieron ver los ojos de la cigüeña de cristal que anidaba en los tálamos de espuma.

La luz se encorva sobre el lecho oscuro de la plaza macilenta.

Sin embargo es fulgente la luz que rezuma en las costuras
del centro comercial.

Espere su turno

Esperas turno en la fila

Pones la mano en el escáner
El hombre de la caja ocho te advierte
que puedes contener
colorantes y aromatizantes.

La estación alta

Noche sibilante y profunda

noche anestesia de parques y centros comerciales
noche elevada en columnas
noche de andenes nocturnos y sombras de sombras
que esperan el tren de la noche.

ESPECTRO DE LA MUJER DE LAS SEIS TREINTA
Espero el tren de arcilla
y abro la ciudad que pesa en mis párpados
al cruzar el puente sueño que regreso como un pez
al estanque de humo que humedece mi sombra enajenada con rasguños de luz entumecidos por la piedra
mientras hago la lista de la compra
y recuento los hijos crecidos en andamios que apuntalan el aire en las terrazas
que miran hacia dentro.

ESPECTRO DEL ANCIANO DE LA LÍNEA DIEZ
Noto el frío frío en mis manos de triángulos
y observo llegar todos los trenes que soy y me subo
en sus pulmones arenosos sin saber el destino
ni el horario de la lluvia desértica que asoma
más allá de los campos que habito en mi reverso y los muros
de una angosta habitación que fusila la luz de los visillos
cerrados a la tarde constante de la calle donde voces de barro se reúnen
en la mesa plegada del vino a jugar dominó en un tapete de escombro
mientras juegan escondite los jóvenes olivos.

A las ocho cuarenta
los hijos de mis hijos van de mi mano
y borran sus dedos circulares mis triángulos.

ESPECTRO DE LA CHICA QUE BUSCA EMPLEO
En la blanca cosecha que la luna cultiva en el andén
hay anuncios por palabras arrugados de frío
bancos de escarcha donde espectros encorvados
no ven pasar los trenes que no paran por ellos
y recuerdan las cosas que suceden en abril
y siguen sentados cuando llegan sus cuerpos
a limpiarles el hollín de madrugada.

En la blanca cosecha que la luna cultiva en el andén
yo soy la rosa abierta que repasa su historia en papel ejecutivo con renglones espaciados en letra times new roman con márgenes de nieve en páginas que guardan un desierto
en el dorso donde nadie ha encontrado mis arterias de mar ni mis manos pulidas en la brisa
que dejan los trenes al llegar cada noche a la noche que la luna cultiva con mimo en el andén donde soy la rosa abierta.

ESPECTRO DEL HOMBRE QUE BUSCA UNA MONEDA
El tren de la noche no para en el puente
El tren de la noche no cruza la frontera
a veces no viene
a veces sólo viene la sombra de los trenes
que pasan por el día sin mirar los jardines

y entonces hay tiempo de buscar una moneda que brille entre los restos de algo
o él ánfora marina que arrastra un oleaje profundo en corales de piedra
o un pecio de luna que palpite
o una concha que suene como suenan los mirlos que emigraron al norte
o una estrella abandonada
o un espejo que sepa quién es la más bella y palpen sus manos mi garganta
abrasada por las luces de agosto
o un libro que hable de los viejos marineros que otean la noche sin faro
que la luna cultiva

mientras llegan los trenes que no vienen
y no cruzan la frontera
y no paran en el puente.

Noche sigilosa y profunda
noche anestesia de plazas y lunas comerciales
noche elevada en edificios
noche de espectros nocturnos y andenes de sombras
que esperan el tren de la noche.

El corredor

Como una vena verde que riega la negrura

de voces vacías y estrellas desterradas
vengo de la frontera con acento extranjero
de palabras sin carne a dormir en tus brazos.
Y respiro la noche
el calor de los nidos que zozobran al paso del aire
y me dejo en tus brazos de tierra
en el farol que arropa la sombra marchita.

El mirador

Noche templo de cima mansa loma vigía

noche de agua clavel de luz rumor de sirena
noche azotea de ala quebrada de ebrio gorrión
noche ventana de ojos oscuros que abrazan la noche
noche papelera de sombras cansadas
noche atropellada al cruzar la noche
noche tacto de luz

luz que no es luz en la luz
sino en la noche

noche que exhala mariposas de luz migrante
noche del norte que confunde a la hormiga
que interroga a la noche.

Insomnio

Ingieres una cápsula que derrita las horas de nieve.

Todo tiene efectos secundarios: quemazón en las manos
y un silencio sepulcral en el vientre.

Aireas la estancia
e intentas no usar
maquinaria pesada.

Insomnio II

El viajante abandona su cuerpo en un hotel

la mujer de ojos grises busca mar en un bote de aspirinas
el reloj y la sombra debaten en la mesa con restos de cena de mañana
como viejos amigos que reanudan
una vieja tertulia de iniciados
entre vasos vacíos y luciérnagas
que arrastran su fulgor como orugas candentes en un charco de vino
y declaman palabras que se quiebran
como el aire atrasado de algún lunes
o las cañas raídas de una silla que no aguanta
el peso de la noche.

Luna de azar

Una moneda gira.

Se sostiene de canto junto al despertador.

La penumbra

La penumbra

es el lienzo de la luz.

Hay luz en la casa de enfrente

Hay luz en la casa de enfrente

luz que rezuma y dice:
hay alguien.

La hora primera

Los mirlos de la madrugada bajan la basura,

que tengas un buen día,
de los garajes salen las primeras ballenas,
igualmente, cariño,
las acacias se estiran con pereza nocturna,
no olvides que hoy llegaré tarde,
y sus ramas comentan los primeros rumores,
dejo algo de cenar en la nevera,
y una voz dice lluvia, paraguas, inflación, accidente, democracia,
muchas gracias amor, luego nos vemos.

Ruido de cucharas

Las luces del bar huelen a café.

Las cucharas remueven
sus pequeñas tormentas.

Tren sin destino

Terminemos el café, que se hace tarde

para todas las cosas.
_______

A veces en la piel de los suburbios que regresan de la noche
hay murmullos de mar,
veleros azuzados por la brisa que navegan
sobre la espuma gris de algún recuerdo.

A veces alguien viene de lejos que pregunta
por el ambulatorio.
_______

La escalera desciende como en olas
de un viejo mar metálico.
_______

La noche deja escombros sobre los andenes,
papeleras con promesas arrugadas,
dudosas brumas de puntos suspensivos,
gorriones extraviados que no encuentran
la palabra libertad.
_______

Como una luz suave que no esperas
recoge su pelo la mañana
como quien se recoge el mundo.
_______

El anden recita palabras desgastadas
con la pálida desidia de una luz de fluorescente

por causas ajenas llega el día
con algo de retraso
disculpen las molestias
_______

A veces esperar es un poco morir.
A veces es tan sólo un estado de ánimo.
_______

Arriba el suburbio se enreda en escamas de grises serpientes.

Tú buscas la rosa confundida
entre el mobiliario urbano.
_______

Llegar a destino.
Buscar sitio propio.
Entender el trance de la huída.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS