Hoy no he permitido que las gotas flageladas por el viento y la rabia desafíen mi fortaleza .

Gotas que por ser expulsadas de su origen caen, furiosas, rencorosas.

Gotas que han acogido la inmundicia de algún ser humano y ahora la dispersan sobre la tierra que alimentan.

Gotas que han lavado las lágrimas de quien se ha sentido olvidado, postergado.

Gotas que hacen correr más deprisa a quien quiere esconderse de ellas, temeroso de verse desnudo ante la inclemencia, sin encontrar refugio, algunos brazos.

Gotas que cuando se enlazan inundan con violenta incertidumbre a los simples mortales que se aterran ante lo ignoto de su existencia.

Hoy me siento capaz de menospreciar la gloria.

Hoy soy impenetrable.

Hoy no me siento poeta.

Hoy he cerrado mi puerta.

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