El orden no implica nada.

El orden no implica nada.

Jose Luis Machado

12/09/2019

El orden no implica nada.

1

Antes de dejarla,

sola, fría, en mi bolsillo.

Antes de olvidarla.

De cambiarla,

por otra o por otras.

Recuerda que, esta mano

que hoy te escribe,

durmió en tu piel.

2

Intenté ser músico.

Mis manos

eran un racimo de torpeza.

Intenté ser futbolista.

Mis pies

eran de pasto.

Ahora intento escribir

y, al menos,

el cuerpo me acompaña.


3

Poema…

se lo piensa,

se lo imagina,

se lo idealiza,

y uno está consigo mismo;

se lo escribe,

se lo divulga,

se lo publica,

y uno está con el otro.

4

No…

Yo no miento, oculto.

Yo no desprecio, valoro.

Yo no engaño, soy infiel.

Yo no odio, soy cruel.

Y así dijo la Justicia,

sentenciándome

a un pesimismo perpetuo.

5

Decir tus voces.

Escuchar tus silencios.

Ver tus sombras.

Oler tus movimientos.

Me duele.

Tocar tu ausencia…

me destroza.

6

Entre nosotros había…

silencios,

misterios,

subterfugios,

suspensos,

trajines,

escondites,

crepitar de incertidumbres.

Y un derrumbe de verdades,

nos dejó vacíos.

7

Entrega:

Para tu piel

Un racimo de roces

Para tus senos

Un cardumen de manos

Para tu sexo

Una jauría de lenguas.

8

Lo que el oasis hace al desierto.

Lo que el sol al invierno.

Lo que el pájaro al cielo.

Lo que el fruto a la boca.

Mucho menos

de lo que me provocas.

9

¿La mujer? Sí.

¿El hombre? Sí.

¿El negro? Sí.

¿El blanco? Sí.

¿El ateo? Sí.

¿El creyente? Sí.

¿El pobre? Sí.

¿El rico? Sí.

… y cuando el día

se disponía a dormir,

un estruendo de luz

me dio la buena nueva:

la lluvia no discrimina.


10

Una vez sonido,

la palabra se olvida de la boca.

Una vez en la arena,

la espuma olvida el mar.

Una vez en el aire,

la lluvia olvida el cielo.

Ya ves,

no puedo pretender

que no me olvides.

11

Yo leo, leo mucho.

Y cada vez que llego

a los puntos suspensivos,

los relleno de cosas:

finales,

ideas,

sonidos,

futuros,

mujeres,

sueños,

principios,

12

Es que hay un libro perdido en el estante

con la garganta abierta llena de tintaseca

con las letras latiendo, alguien lee

con la punta de la lengua para

humedecer las sílabas, lee

quiere entender, con las manos abiertas

y el sueño cerrado, se pierde

sin más certezas que la siguiente palabra.

13

No tengo a dónde ir.

Las lunas suceden fugaces

El péndulo de todo mí ser

Es lento,

Es constante,

Es pesado,

Y golpea con sus ecos

Las frágiles paredes de mi espera.

14

Una aguja dice ahora

y empuja

a otra aguja delgada de un reloj

con visibles antojos de futuro;

porque desde aquí escucho

las alarmas

siempre hay un péndulo dispuesto a abanicar

el apuro de un día aún dormido.

Con la noche

aparecieron los habituales

gritos de la calle.

El perro, el borracho y la fulana

no han faltado a la cita.

Oscura, calle cercana.

La noche, ese libro que se reescribe,

se relee y

se reedita.

La calma.

El borracho acaricia al perro,

la fulana al borracho.

La noche nos acaricia a todos

sin celos, sin prebendas

ni prejuicios.

15

Como si fuera una moneda

contante y sonante

como si fuera una colorida ficha

arrojada sobre el verde paño

uno apuesta su fe

en unos cabuleros números

en uno de los tres mil dioses

en un político carismático

en un cuadro de fútbol,

uno deposita la fe

en esos ilusorios bancos

a plazo fijo

en esta humana manía

de dejarse embaucar

por unos pocos gramos

de felicidad.

16

Una vez que estaba seguro en su piel, caminé,

alegremente anduve fuera de ella.

¿Cómo iba yo a saber?

Apareció otra piel, justo al lado.

Me resultaba familiar,

Aunque yo, ya estaba cansado de lo viejo.

Durante aquel momento se paseaba por ahí

con sus senos perfectos,

con su vientre simétrico

con sus cabellos de seda

de pronto anhelaba

el amorfismo de las cosas,

las fronteras inexactas,

En lugar de vivir en esa piel llena de apariencias,

Me gustaría volver a tocar todos tus errores de Paraíso.

¿Es eso posible?

¿Lo es?

Ya ni siquiera veo su sombra.

Ya me he olvidado de la tentación.

Besos tus pies y me arrepiento.


17

Pienso en ti

al caer la noche

con la mirada perdida en las luces

del tráfico de una calle lejana.

Hay algo más allá;

es el río, en el negro horizonte

donde nuestros huesos van descalzos,

y sólo unas alas

grises y negras

levantan el vuelo

para poner rumbo entre los árboles,

las flores silvestres marchitas,

y la quema de la hierba seca, altas,

se mueven.

18

Pido

desde las profundidades de la soledad

desde los abismos de la espera,

desde los pozos del alma pido.

Si vienes a mi piel,

Amiga, hembra, mujer.

Trae contigo una hoguera

Y una ventana

para que el deseo nos funda

y empañe los cristales.

19

A lomo de mujer

sea dama

o hembra

o puta

o santa

quiero cabalgar

hasta las esquinas más lejanas de la tierra

allá

donde la luz no se cansa

y el amor no se desvanece.

20

Estás ahí

Desnuda

Frente a mí

Si me miras

Prepárate para la lluvia

Si me hablas

Prepárate para el viento

Eso sí, si me tocas

Prepárate para la tempestad.


21

Entrar en ti

Y volver a sentir

En nuestras lenguas

Aquel palpitar de abejas

De nuestros sueños

Y caminar en deseos

Por la piel

De las manos que nos guían

Con sus aguijones

De sangre

De carne

De vida

E incrustarlos en tu alma.

22

Se la vio caminar entre sueños

Con sus largas piernas

Camino arriba

A monte

Aun con gotas de espesa lluvia

En los labios

Amaron a la virgen

Cuando la luna dormía

Nacieron a la hembra

Pura

Intensa

Mujer

Y ahora

Nada

Ni nadie La detiene.

23

Aura

Mujer

cuerpo sin cuerpo

incorpórea

incorporada

aura de mis auras

azul de mis nieblas

soplo de aire

vicio de tormenta.

Suceso

que solo acontece

en los sueños

o en los poemas.

Hembra invencible

de acción y pensamiento

inmarcesible:

cómo me ardes,

¡cómo enciendes

con tus aguas abiertas

toda mi sed,

todos mis fuegos!

24

He padecido la peor de las muertes

que un personaje puede padecer:

La indiferencia.

Que las rotativas de la tarde

me eludan y me ignoren en negritas.

Los medios me parieron para el circo

mediático y brillante de la escena,

para las luces, la marquesina, el micrófono,

la gigantografía.

He fallado. No salgo a la hora y pico.

Eco no fui de las voces anónimas.

Del feriante o la vendedora de flores.

Del lampacero o el comerciante.

Mi voz se dedicó a tejer buenas noticias,

y el hilo es muy corto y opaco

en esas circunstancias.

Me dieron la oportunidad.

No la supe aprovechar.

Aún tengo la foto (primera plana)

aquí en mi costado.

A veces la miro y tarareo:

La vergüenza de haber sido

Y el dolor de ya no ser…

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