Ella es esa agua cristalina que bebo por las mañanas y que baja por mi garganta e inunda mi seca alma. Empapa como una esponja mis sentimientos y no deja que el tiempo haga su función, recordando como presente este ahogado amor.
Ella nada dentro de mí desnudado su cuerpo, haciendo el amor más placentero como si este fuera cierto.
Que ganas tengo de beberla a pequeños sorbos, aplacando una sed que arrastro después de ver aquel día su bello rostro.
Flotar entre galaxias unidos por nuestras manos, abrazando su temor y besando cada centímetro de su torso.
Recargar mis lágrimas con lo salado de sus últimas palabras, e intentar justificar su negación a estar unos simples minutos cerca de la vida que le planteaba.
Ella es la que me quita la sed de amor tan solo en pensarla, la bebería una y otra vez hasta convertirme en agua.

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