Ha llovido, dios sabe qué,
una gota fría al temple tierno
de tu párpado. Y te ha rociado
la retina , te ha besado la mirada.
Y yo aún celoso de esa nube,
debe notarlo, me ha bañado
las pestañas, y han pintado
óleos tus pinceles con
el barro y con el agua
que embalsaman tus pupilas
estancadas.
Te han teñido el ojo
a un azul turbio tez corteza.
Cabe sobre tus pómulos
suficiente sencillez
para albergarla toda;
la belleza.
…
Desde el descanso largo,
o tiempo muerto,
o anestesiado.
Desde la escarcha en verano,
los brotes abortan.
Cerrando;
Desde que apenas nos vemos,
no es que no hablemos;
por teclas, no nos miramos.
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