La fugaz epopeya de lo humano

La fugaz epopeya de lo humano

Eduardo Rojas

15/09/2019


Canto a los juegos mal aprendidos


Es tan común mirar el día gris

en alguna mañana de domingo

y sentir que una leve llovizna

se alza desde los recuerdos

hasta las ruinas móviles del lavado de la vajilla del desayuno.

Es muy trivial pensar en escribir en secreto

para que caigan las diminutas briznas de las chispas

de un roce en las miradas entre una ramas secas ardiendo,

ya sobre esta hoja de papel ,

marcando con pequeños círculos rojos humeantes

lo que al instante se harán inexplicables huecos con bordecitos negros.

Es bueno no recordar más allá

de esa felicidad que uno se prometiera

en aquel bloque de futuro , listo para el cincel

de unas torpes y malcriadas manos nerviosas,

que fuera chorreando sus cristalinas vías de vida

a través de acalambrados manojos de entrecruces de calles

que quedaban defraudadas

sin tan siquiera tomar, al menos,solo una de ellas

y así evitar el plantón al juego de los borbotones del azar

en alguna anodina esquina .

Se siente entre esas extendidas llanuras nubosas

cómo se aleja el galope ufano de las convencidas esperas

de aquéllo que no se da porque no se reclama,

no se pide ni se lucha hasta las ampollas del llanto,

ese fierro hirviendo

por lo que duele decir, imponer y luchar hasta la desolación,

eso mismo que ansía el hueco escolar de lo inculcado

y que está desvalido pues no puede hacer por sí

aquéllo a lo que su amito no tiene una pista

dónde poder aterrizar en su vuelo por lo prometido

que el mismo confunde con lo otorgado.

Será entonces en las vigilias de la tarde sin fin

que se desnuda ya sin sentido

una perla oscura indiferente

en añoros y suaves complacencias con los confites

patinadores sobre la pista que encandilan el resto de la jornada,

sin atreverse ahora al mordisco del durazno

que transita peregrino,

cercano a la boca,

por simple atracción de la rama a la tierra.

Y este es el designio

por haber perdido el compás del canto,

callado

entre tanta espera

alzando más bambalinas

allí donde el escenario se abre espléndido

saltando de pintura a pintura,de cartón en cartón

buscando aquella rayuela que urdieran

nuestros mayores solo para una vereda

y no para mal de ninguno.

24/07/2016



Ese madero que respira y camina


Por muy justificado que parezca

el rasgón del silencio cuando uno está quieto

y agita indolente las aguas que devuelven reflejos

del lugar que se habita desde su origen,

no hay razón o pretexto que le cuadre

a la herida que se le hace a esa caparazón antigua

de cosas aparentes

que siempre le han acompañado

a quien oficia de ser viviente.

No entiendo qué son esas ansias de hallar metas

de brillo y de gozo,

de espasmo y de trueno,

allí,donde todo estaba entregado ya desde un principio

a las mismas manitas manos garras

de quien en este momento

pretende hallar cartas de triunfo

que le abran la entraña

a este olor a encierro,

metáfora de la angustia,

sincero dolor de la sin salida

cuando en verdad,

no hay nada perdido.

Esto, por fuerza se lleva como fiel escudero

ayudando a la memoria de lo necesario

y guía en la tormenta de las cosas vanas.

A estas mismas,

que uno sabe que terminan

al comenzar el día,

en el que por obra de milagro,

se vive como un recién nacido.

Estos eslabones de una misma cadena

por paradoja, abierta a la danza del alma

concelebran junto a sus pares

un polifónico movimiento

con un sol cualquiera en su clave,

engarzando derroteros

mientras crujen en su molienda con la sonoridad

más densa y profunda del silencio azulado .

Y es este el portento que se ha asemejado

a la cruz que alumbra

el mudo madero que brota y echa ramas ,

todavía,

dentro de las cavernas

que aún quedan vacías.

16/08/2016


La rumia de la página virgen


A todos los que han emprendido el viaje por el mar de los poemas y han quedado sus sueños allí encallados, a la levedad del pareo.


Pesar de los pesares

de un pedazo de mundo sin manejo,

gota de mercurio

salida de los añicos de un termómetro,

navegante de esta hora por una hoja en blanco,

creyendo que deja huellas de sabihondas melodías

en su voraz giro

por el sediento vacío de lo que será su mortaja

en el cesto de las cosas rotas,

o en el mejor de los casos ,

olvidada en algún placard

más atrás de las perpetuas prendas de la temporada pasada .

Esos han sido los pretensos devaneos

Gestadospor un grano más del alimento de los surcos

que son quienes quieren verlo quebrar su caparazón bien cuidada

porlos desvelos de la planta madre

para que pueda crecer el verde

donde se encuentra el hueco

de las bocas que aún guardan silencio.

Muchas veces cundió el murmullo esperanzado

de triunfos en obras y carreras

por quienes cifraran en algún retoño la demanda

de revancha por tanta lucha y desvelo .

.

Pero ha sido el caso de este ser extravagante ,

quiense sintiera dueño de lo que era íntimo

confundiéndolo con lo propio,

de trocar el quiebre exigido por las voces mayores de los pedestales

por unas ridículaslargas raíces aéreas

impretendidas por el reino de las exigencias .

¿Qué hacer con tamaño

funambulesco ejemplo?

Las espaldas fueron la respuesta

a esas luengas raíces de velas flameantes

que habían preferido a la tierra de sus ancestros

el medio fluído del aire,

tan trasparente como el vuelo de un frágil propósito

en su mirada.


Y pensar que todo esto

fue entramado para no ser visto

sino del lado de afuera,

el que al fin quedó aturdido

por ese blanco hiriente

en que se conviertela página

en forma de estrella desvaída en su brillo,

cualesquiera su magnitud fuera,

al no ser leída,

quizá, ni tan siquiera vista

o aún peregrinamente ,imaginada .

3/9/2016



La fugaz epopeya de lo humano


Antes de la fuga de las realidades

cosa a la que toda peripecia humana

se encuentra unida,

así como la noche le sigue al día,

correrán su avergonzado velo

los inconfesables sueños de instantes

que contraídos por pretensiones y sed de hartazgo

naufragaran en el suave decurso de las corrientes.

Sabido es,que en su ciega majestad,

fuerzas que imperan en este mundo

hacen de las suyas

con las cosas ajenas.


Son sus manos certezas que desatan todos los nudos,

tanto de corazón como de talante su asfixia,

con la dulzura de quien impulsa el tiempo

para decantar el flujo sobreviviente

con las piedras

del arroyo del mundo.


Así el caudal de la vida pasante

disimula su quebranto y celosía

entre brillos de bruñidas correderas

acompañados de bullentes frustraciones mal nacidas

que en rabiosos estallidos salpican las frentes resecas,

hasta que a su seno le cuadre hallar

el cofre transparente de la mansedumbre.


Será en esa insolente ventura

que aquellos inspirados gnomos de circuncisa felicidad

traben con puntiagudo piececillo travieso

el cierre del portón del vetusto glaciar

de las vivencias ancladas

sin ton ni son

que pretendían encerrar el gozo en una fotografía,

a semejanza de unas pequeñas alas enjauladas.

.

Desde allí saldrán las bandadas de sueños descartados

desde antes de comenzar el juego

a recoger uno a uno

y sin masas o aparatos intermedios

los respiros en abandono,

desenterrando de las fosas tan comunes

los abrazos entre los cuerpos,

los ciegos encuentros entre las espaldas,

y eso, extrañamente llamado amor

entre las ruinas -oh sorpresa! -no circulares,

sino espiraladas y aún tibias,

de lo que fuera lo humano.

24/9/2016


Cantos a la gesta del pequeño mañana


¿Puedes imaginar el vuelo como un hogar?

¿Los graznidos y arrullos como los cantos bajo la ducha?

¿El batir de alas como paredes

de un recinto trasparente

donde descansan las anclas de la embarcación

sin hacer burbujas,

sin ella sentir la ausencia de un surco en alta mar ?


De ser así , no le asiste el derecho

a hundirse junto a su lastre

en las arenas que siempre dan alo seco.

¿Pueden verse los colores de las tareas,

el púrpura ante el rechazo de un esfuerzo,

quizá el violeta ante la pérdida de un empleo?


Con certeza llegará el amarillo

a besar la frente de quien ha tenido la idea

o el mojigato gris que cae sobre el que deja en soledad

al compañero que se aleja .


¿Podrás concebir en el hueco más oscuro de tu cuarto

que se halla iluminado el camino

que tus pasos no conocen

a pesar de echar raíces desde la quietud

de eso que sientes como agravio que solo tú has cometido con tu exilio ?

¿ Cómo lo entiendes, siendo que ya va fluyendo

tu derrotero en la órbita mayor

de lo que puede depararte la danza de tu propio seno,

cuando aún sigues al rescoldo delo que no te has atrevido a surcar

por ocultar la imagen de una vergüenza?


¿ Puede hacer el alma las cabriolas más arriesgadas

en la plena certeza de sentirse asegurados

los cimientos de tu fe,

la paz de haber llegado

al destino predicho

en cada alborada

y gozarlo en unión con las réplicas que ves de tú mismo,

que suelen llamárse los otros ,

danzando en tu misma entraña?


¡Que rara sensación de sosiego en plena estampida de vida!

Son sus componentes

ligeros aires que se adentran en tu pecho

cuando llegas ala morada de tus sueños

en pleno día

sin justificativo por el abandono de tu oficio ,

por haber hecho tu seno de hojas y pelusas

con gusto en tu pico a semilla recién partida

en el bocado del momento vivido.


Llegará, te dicen , el brete en que tengas que pagar

por tanto dispendio,

por tanto descuido de la realidad inmediata

de tu ser reprochable,que es chiquito y que ha sido mordido

por la cruenta dureza de la cadena

cernida sobre tus hombros que piden

con los ojos bajos un suelo raso

donde volcar sus penas .


Y todo esto fue previsto

por estar escrito, dicho y viralizado

desde antes que cada uno

emitiera su primer berrido.


Sin embargo, es en los ignotos entrecruces de los meteoros,

aquí dentro de esta hoja y dentro de esta cocina,

fuera de este pretendido púlpito que es mero pálpito

y fuera de esta cantinela

allí mismo es donde transcurre la creación de la hebra .


Solitaria en su torsión de infantiles designios

y mareada por tanta vuelta en torno a su vertical,

irá forjando la urdimbre

de lo que será el mañana .


Por ello devano la curiosidad por saber

silas tareas pueden verse en colores,

el dolor sentirse ofendido por una mirada piadosa

que cae en fresca cascada sobre la herida

tornándola vieja.


¿Y el último anhelo,

podrá mondar las puntas de la muerte

cuando uno se desprenda del tronco, sin estremecer la savia,

solo alguno que otro ramaje seco ?

6 /10/2016

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