Un martes buscando palabras,
que me ayuden a expresar cómo me siento,
rodeada de cuentos vacíos e inútiles,
sumergida en mis angustias y miedos.
El día siguiente al lunes trate de hallar la solución,
más curativa,
más efímera,
más escondida,
más efectiva.
El día anterior al miércoles,
me encontré sin salida,
con una mirada vacía,
pensando que seria de mi vida,
sin una bella flor amarilla.
En el segundo dia de la semana,
me choque con mi vida pasada,
una vida que había sido amada,
cambiada y frenada,
sin pensar en el mañana.
A la madrugada de ese mismo dia,
me di cuenta que todo seguía,
divagando en busca de una guía,
que me instruya sobre cómo vivir la vida.
El dia despues al martes me di cuenta,
que en esta gran inmensidad,
se puede encontrar algo de soledad,
que me sirva para aprender a perdonar,
las cosas que algun dia hice mal.
El día anterior al jueves,
enfrente mis miedos,
guardados en viejos espejos,
donde se escondían mis más antiguos secretos.
En el tercer dia de la semana,
mi consuelo fue quien menos esperaba,
una sonrisa cálida que me abrazaba,
su transparencia me mostraba,
que al fin y al cabo era una simple humana.
En la mitad de semana,
a quien miro no veo,
me encuentro inundada ante lo perplejo,
del poder que tienen los momentos,
para transformarse en simples recuerdos.
Es por eso que con mis palabras te digo,
que buscando se encuentra a un amigo,
que al pensar que estamos perdidos,
nos damos cuenta que la cabeza es el peor enemigo.
Una mañana de un miércoles,
encontré la salida,
un camino sinuoso y con espinas,
que requiere de mucha saliva,
me llevo a ver las maravillas de estar viva.
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