Una tarde con mi hermana.

Una tarde con mi hermana.

El leve sonido del pasar de los carros era presente en la calle de mi residencia y, obviamente lo alcanzaba a escuchar junto con el ruido sordo del viento que apenas era poco, pero, de alguna manera me gustaba. Podía ser que a algunas personas estos diversos sonidos a cada momento les llegara a incomodar, pero, todos estos sonidos me hacían sentir que me encontraba en casa, tranquila.
Pensando en todo esto, y la ligera brisa que llegaba a mi habitación, me hicieron entrar en una «paz interna» porque me sentía feliz y segura, no podía dejar de pensar en cuanto me gustaba mi residencia, el vecindario y la calle. Esta se vio interrumpida por una bocina de un carro que, al parecer se estacionaba en frente de mi residencia.
Suspiré pesadamente, para después levantarme y mirar qué o quién era el causante de aquel sonido que no me molestó, pero, me interrumpió todo pensamiento que tenía en aquel momento.
Al seguir escuchando la bocina del carro, salí al recibidor para ver quien era.

— ¿Hola…?

Logré ver entre las rejas gruesas, a mi hermana, quien salía del carro con una sonrisa en el rostro.
Iba a abrir inmediatamente la puerta, pero, me dijo que no solo hiciese y que saliera con ella a dar una vuelta por el barrio. Lo pensé por un momento, me daba algo de pereza salir, pero, realmente no estaba haciendo algo.
Sonreí en respuesta a eso, yendo a mi habitación a colocarme zapatos y apagar las luces que dejaría de usar mientras que no estaba.
Estando lista ya, salí de casa, notando las luces parpadeantes de las casas de los vecinos alrededor; era víspera de navidad.
Comenzamos a caminar, no teníamos planes de ir a algún lugar cercano, no, pensábamos tan solo caminar por ahí, tomar algo aire y ver las decoraciones de las demás casas del barrio.

Hay algo de aire, me gusta.

Inhalé un poco, sintiéndome de nuevo tranquila y feliz.
Mi hermana tan solo reía, ya que, al parecer lo que sentía era frío.


A medida que caminaba junto a mi hermana, hablamos de cosas triviales, pero, más que todo veía hacia lugares especiales, como el parque, en el que habían niños pequeños jugando con felicidad y entusiasmo, con solo verlos de esa manera, me daban ganas de unirme a ellos y jugar por un momento, todo eso me divertía.
Paramos por un momento para ver como jugaban, caían y reían.
Detrás de nosotras pasaban carros, lanzándonos ráfagas de aire cada vez que pasaban de manera rápida.
El sonido de una construcción cercana era leve, el golpe del balón contra el piso y el sonido de las ruedas de los carros pasando de manera rápida, estaban presentes.

Las luces parpadeantes mareaban un poco si te les quedas mirando por un tiempo, pero, podías sentir que el aquel lugar había el lindo «espíritu navideño».

— Falta poco tiempo para que se acabe este año.

Comentó mi hermana, mirando el árbol de navidad situado en el centro de el parque.

Así es, otro año más que pasa. Todos pasan rápido.

Seguimos caminando y, hablando del tema con entusiasmo.
Al mismo tiempo, en diferentes lugares se escuchaba la música navideña, que hacía que tarareara cada canción que escuchaba.

Esta tarde fue muy divertida, desde hace tiempo ya que no tenía Una tarde con mi hermana.

Los sonidos, olores y sentimientos de las personas podrían cambiar, pero, en este momento, mi calle estaba gozando de las fiestas de manera feliz y, esto hacía para mí, que mi calle fuese especial.

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