Llevaba tres años, desde que me gustaba ese chico llamado Lautaro, en el primer momento que lo vi quedé completamente encantada con su belleza, su cabello brilloso negro, su piel morena y esos ojos marrones, su mirada peculiar hacía que me pierda cada vez que lo miraba. El gran problema era que el no estaba enterado de lo que sentía.

Mis sentimientos hacia el eran tan fuertes, increíble porque nunca habíamos intercambiado palabras, solo miradas.
Llegue a tal punto de levantarme dos horas antes o directamente no dormir en toda la noche, para poder llegar a horario de entrada a la escuela y poder verlo en la puerta, al menos un rato más, a las siete y media am era el horario de entrada, pero a las siete en punto ya me encontraba allí. El era dos años más grande, por lo tanto íbamos a distintos grados, el estaba en quinto y yo en tercer año.

La calle del colegio era Gral. las Heras.

Una noche, había soñado que le declaraba mi amor a Lautaro y él me contestaba que le pasaba lo mismo conmigo, en el sueño yo estaba feliz. Luego desperté a la mañana con muchas ganas de decirle que me gustaba. Obviamente no me animaba a hacerlo cara a cara como en el sueño, lo que se me ocurrió fue entregarle una carta y en ella confesar mi amor. No esperaría un día.

Cuando llegue a la escuela, mire la hora de mi celular antes de bajar del auto de mi padre, eran las siete y veintisiete am, faltaban tres minutos para entrar a clases y en la puerta habían varias personas, pero no estaba el. De repente sentí una presión en el pecho, tuve un mal presentimiento. Pasaron diecinueve minutos y no abrían las puertas del colegio, todos estaban enojados y yo un tanto preocupada, se suponía que hace dieciséis minutos debían haber abierto las puertas. Después llegó uno de los porteros, nos dijo con un tono triste que nos vayamos a nuestras casas, se hacía un día de duelo porque falleció un alumno, aquel joven llamado Lautaro Cruz. Quedé helada, no supe que hacer, si llorar o no, no llegue a entender en ese momento si lo que me decían era verdad o mentira.

Mi casa quedaba a siete cuadras de la escuela, fui caminando hasta allí, mi mente quedó en blanco, simplemente caminaba mirando hacía abajo, tranquilamente me podría haber pisado un auto, no estaba prestando atención a mi alrededor.

Una cuadra antes de llegar a mi casa, sentí que me cayó una gota en el rostro, lo cual hizo que notará que estaba comenzando una tormenta, fue imposible de contenerme explote en llanto, mis lágrimas se camuflaban con la lluvia.

Pase meses deprimida, apenas podía dormir o comer. Todos los que me conocían no entendían mi tristeza, no podían comprender la razón por la que yo estaba así, ya que nunca le había hablado a nadie acerca de mis sentimientos. Hasta que una noche, volví a soñar con Lautaro, esa vez fue diferente sentí que me hablaba a través del sueño, me dijo que no debía sufrir más por el, lo tenía que olvidar porque no iba a volver y en el momento menos esperado llegaría alguien que me iba a hacer muy feliz.

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