Y así me enamoré. Me hablaba de las beldades que encontraba en cada historia, de lo bien que lo pasaba cuando aprendía más de otros mundos, de otros seres; dentro de unas hojas de papel.
Camino a casa, me contaba un chiste, «un chiste bobo lo llamaba él», largo y tonto, pero su forma de relatarlo, el cómo vivía cada parte de esa historia, era hermoso ¡Un experto! Al último, me maté de risa en toda la calle miraflorina, en plena noche. Le dije obviamente.
– Me encanta cómo atrapaste mi atención-.
– ¿En verdad? Lo acabo de crear, es que amo relatar… lo aprendí donde te conocí-.
Lo conocí hace un mes, en la biblioteca, porque hombres así, son criados por los libros. Comenzamos a hablarnos un día. Yo artista; él de mente abierta, inteligente, un hombre apasionado, amante de la dramaturgia; tan tierno, muy cierto… ¡Y economista! Quiere escribir novelas ¡Lo que hacen los libros!
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