«Cuarto para las cinco «

-«Estábamos muy enamorados. Él era el hombre que toda mujer espera tener en su vida y yo había sido muy afortunada.»

Mi padre era un hombre rico, respetable y con un temperamento pesado, para algunas personas era considerado un ogro, pero para mi era un rey, verlo siempre firme, volàndole la capa al viento y su mirada al horizonte, no causaba mas que orgullo y fortaleza .

De mi madre podría encumbrar horas y horas hasta que la noche me aplastara , pero… sé que aquella mujer bella , de naturaleza espléndida , se marchó apenas había llegado , dejándome vulnerable al sol, si no hubiese sido por el rey ( mi padre) me hubiese quedado a la orilla de la playa , y la sal hubiera terminado por integrarme al suelo.

Fue cuando cumplí los 24 , donde resalte la belleza que me había heredado mi madre , y que por un tiempo mantuve escondida ; mi padre y yo éramos muy unidos el decía que yo era su tesoro y me cuidaba como tal , me protegía de a lo que el le llamaba «los lobos». Asi que no podia llegar tarde a casa o peor aún tener amigos.

Pocas veces se me concedia el permiso de ver la luz de afuera, de perturbar mis oídos limpios con el ruido de las fábricas , los carros y la gente , de salir de la jaula un pequeño tiempo; ese dia visité a mi tia Laulila , hermana de mi madre , la cuál tenía una hija de mi edad , nos queríamos tanto apezar de vernos tan poco.

Mi tia Laulila era una mujer tan liberal, que nos entregaba al mundo desafiando los mandatarios del rey. Esa día nos pusimos guapas, y mi tia nos tiró en la plaza , un poco mas de 2 horas, las mejores de nuestras vidas ; bailamos y volamos a la vez , mi corazòn se me híba salir del pecho, mi cuerpo se sentía calíente , y emociones desconocidas me salían por los poros, a lo lejos vimos dos jòvenes que venían directo a donde nosotros yo estaba super nerviosa , al menos para mi era algo nuevo, importante , de esos momentos que solo el odio puede terminar, pero estábamos ahi viéndonos a los fanales , en silencio pero el cuerpo hablando varañas , el único idioma del amor.

Ernacio , se llamaba aquel joven, alto, de ojos grandes y sonrisa coqueta, yo no lo podía dejar, si al fin lo había encontrado;

Nos mandamos cartas a escondidas durante 3 años , yo estaba pérdida, desesperada por verlo reir por la mañana, que no me importaba exponer mi amor ante todos, ante mi padre.

Asi que un día , me dirigí a su habitación, la puerta estaba media abierta y lo mire sentado a la orilla de la cama, estaba tan cansado , había perdido mucho peso, definitivamente había algo que yo no sabía. Irrumpí en su habitación y adoptó una postura firme apenas me vio entrar. Su cara estaba pálida, amarilla y sus ojos hundidos, pero el toco mi rostro borrando la preocupación en mi , haciéndome recordar la razón de mi presencia en ese cuarto.

-estoy enamorada papá- Afirme.

Parecía que le habian dado a beber veneno, y le empezó a faltar el aire, me encerró en mi habitación 5 largos meses , hubiese muerto , si no hubiera sido por cleonicia mi cómplice, ella me vio nacer y yo la queria bastante , ella se encargó de llevarme comida durante mi encierro, e ilegalmente entregarme las cartas de Ernacio .

Una de las cartas de Ernacio , que marcaría la desiciòn mas fuerte que pudiera haber tomado a lo largo de mi vida decía:

-Aurora, mi mujer blanca , mi mujer bonita, ahora la siento màs lejos , su ausencia me está haciendo viejo, la necesitó, pero la necesitó para siempre, la veo el dia de su liberación, en el tren de la calle sloway , cuarto para las cinco , estaré arriba del tren esperándola para escaparnos juntos, te ama , tu amado Ernacio-.

Cuando complete mi aislamiento, mi padre ordenó a cleonicia liberarme, y mi desiciòn estaba tomada , esa tarde yo escaparía con Ernacio. Guarde un poco de ropa en una bolsa y me dispuse a dejar mi hogar, en el cuál pase una infancia feliz, con un hombre que me amaba.

Tomé mi cosas y me fui de puntillas por el pasillo , tratando pasar desapercibida por el cuarto de mi padre, pero el nisiquiera se hubiera dado cuenta, estaba respirando conectado a tubos y un tanque de oxígeno mientras cleonicia le daba medicamento;

-¿cómo fue que nunca me dijeron esto?- . Grite con lágrimas en los ojos y un nudo profundo amarraba mi garganta. Me tiré a los brazos de mi padre y le empape la camisa , me dolía realmente, yo amaba a mi padre, lo amaba tanto que había perdido mi tren, y a mi amor.

Hoy tengo 40 años, mi padre murió 2 días después que perdí a Ernacio. Jamás volví a saber nada de él, también perdía mi padre , son vacíos distintos pero muy profundos que no logro cerrar .

Todos los días, cuarto para las cinco, voy a la calle sloway , y veo los trenes , aún con la esperanza de ver a Ernacio viéndome por la ventana , y abordando aquel tren, en el viaje que un día aremos.