La infancia en la calle en los años 70`S

Al recordar la infancia de esa época, sin peligros, limitaciones, tristezas, sobresaltos, preocupaciones, frustraciones, desobediencias, robos, secuestros, etcétera; ¿Que paso?. Si las cosas simples eran divertidas como brincar el avión, patear un bote, esconderse, saltar la cuerda, amarrar las cebollitas, acertar al trompo, girar el yoyo, acostarse en el piso para crear las figuras de las nubes, las estatuas de marfil, el patio de mi casa; tantos y tantos juegos recreativos, divertidos, entretenidos, variados, en la calle, donde se dejaba el sudor, la energía, los malos pensamientos, el stress, el mal humor, la enfermedad, la angustia, los malos ratos.

En la calle se descubrían las amistades, la relaciones interpersonales, los acuerdos, se respetaban las normas con responsabilidad el cual permitía mostrar la educación, formación y los buenos hábitos, jugar en la calle toda una experiencia de vida, un aprendizaje inolvidable, un compartir, trabajar en equipo, ser tolerantes, se aprendió a saber perder, reconocer errores, sonreìr, gritar enojarse, ser feliz, tener paz, armonía, alegría, se daban las habilidades de cada uno de los participantes, la construcción de ideas, la participación, dìa a día se esperaba con esperanza la llegada inesperada del líder que dirigía cada uno de los juegos, llevándolos acabo todos los días ò dependiendo de sus tiempos. «Si», que tiempos aquellos de la calle. En que los padres de familia otorgaban el permiso para salir, sin que se preocuparan, solo continuaban con sus quehaceres cotidianos, después de ciertas horas de los juegos en la calle, solo consolidaban un grito donde se avisaba que ya era hora de entrar a casa a cenar, aquellas vivencias en donde con una mirada indicaban el mal comportamiento, donde se ocultaba política, sexo, problemas, intimidades y muchas circunstancias màs , te dejaban ser feliz, creer, ser y estar bien.

No existía el mundo globalizado, (computadoras, telefonía celular, Internet, etc), aun se expresaba un abrazo, un beso, un llorar frente a frente un te quiero, un berrinche, un todo dicho de boca a boca, de brazo a brazo, no como hoy en dia. La calle era la emoción de la vida entera, la niñez, la adolescencia, el aprendizaje, el caminar por ella sin miedo, el todo. Dejo huella imborrable, creo seres integrales para la sociedad, que permitieron el desarrollo económico, político, social, educativo, la formación creativa, pero sobre todo la honestidad individual.

Maria Eugenia Valencia del Toro