Elogio a lo femenino.

Elogio a lo femenino.

Leandro Cuellar

20/01/2018

La creí bella. No siempre encuentro a una mujer que no se preocupe por su apariencia. Y, ahí estaba yo. Ésta se expresaba con carne que se extendía desde su vientre dejando al descubierto sin cuidado. En su rostro habitaban una buena convivencia de puntos rojos de acné y otros puntos que se lo había quitado a la misma luna en alguna noche primaveral. Su ropa era anti-burguesa no por tener frases de Gramsci, sino por no asistir a los templos de consumo en que sus amigas coincidían.

Era bella, era bella para sí misma y con eso me bastaba. Su expresión de mal humor, su vacío y su mirada que miraba indiferente a las raíces de los edificios.

El colectivo, esta vez, me concedía una obra de arte. Y con la misma hebilla que sujetaba un pelo tosco de mujer sin nombre, a mí también me sujetaba. Lanzó su mirada como queriendo algo que no sabría qué. Aunque miré para otro lado cuando mi ego me percató que podría crearle falsas esperanzas.

Bajé del colectivo con una imagen perpetua y con el deseo de no volver a verla.

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