Las calles frías de un pueblo viejo.

Las calles frías de un pueblo viejo.

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19/01/2018

El bello pueblo en donde vivo fue construido en los vestigios de una cultura casi extinta por la modernidad de nuestros tiempos es el lugar perfecto para vivir la paz en los tiempos de guerra.

Mi calle adquisición reciente de este pueblo tan viejo es fría y solitaria la mayor parte del día, pues los viejos en sus casas se quedan y los jóvenes en apuros se van , pero en la noche que se siente aun más fría, se percibe el olor a campo que renueva el espíritu. Ese olor invita a los jóvenes a salir a disfrutar de la fría noche y a los viejos a recortar tiempos pasados .

En una tarde común salí a pasear por las solitarias calles del pueblo y de casualidad me encontré con una anciana tierna que esperaba la noche con ansia para cerrar su tienda, yo le pregunte; ¿tiene usted una historia que contarme?, ella no muy convencida me respondió ¿qué clase de historia ? le dije que de su vida me contara una historia, ella me dijo «yo no tengo historias que contarte pues mi vida fue una vida común del campo», finalmente le pregunte¿qué es una vida común del campo?

Pues lo normal niña….Levantarse, ordeñar la baca, ir a estudiar, casarse, tener hijos una vida sumamente tranquila.- decía la anciana con mucha alegría y humildad.

La conversación con esa anciana me hizo pensar en que clase de agitada vida estaba viviendo.

De regreso a mi casa se escuchaba la música de cantina que siempre se hace más fuerte en el transcurrir de la tarde, se veían los pequeños que jugaban con pelotas en la calle, las madres que miraban con alegría a los pequeños mientras hablaban con un cafecito para calentarse , los viejos cantaban pasillos del recuerdo y los jóvenes hablaban de sus amores , temores, clamores entre otras cosas más. La vida parecía funcionar muy bien para todos en aquella calle.

Yo nací en una ciudad y crecí allí los primeros catorce años de mi vida, gracias a las vueltas que da la vida termine viviendo en un pueblito viejo donde la vida transcurre con tranquilidad, donde una campana es motivo de felicidad, donde las alegrías no se siente sino que se huele. En sus calles se encontraban amigos , desconocidos , animalitos , residuos de una historia vieja , perros sin dueños etc…

Allí comprendí que ver la vida como un relato único e irrepetible era un don que no muchos tienes , que el amor tiene diversas formas y distintas maneras de ser , que los amigos no solo son solo los que te acompañas sino los que sonríen sin saber a quien sonríen solo para ver la alegría en el rostro de otros, que madre pueden ser muchas y que el verde es mas hermoso cuando lo siembras.

Sé que los tiempos cambian y que las cosas no duran para siempre pero si estoy segura que mientras pueda, recordare ese pueblo viejo como los conocí, con sus callecitas frías , con sus abuelos tiernos , sus jóvenes apurados y sus madres alegres.

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