Un Regreso Amargo

Un Regreso Amargo

Over Vidda

27/08/2018

El caudaloso río se había encargado de volver lo que se suponía iba a ser un bello recuerdo en una situación desafortunada y desagradable; la mente de los desafortunados viajeros se había plagado de gritos y llanto causado por el exánime cadáver de Laura, una mujer que por obra y causa del irónico destino había sido arrastrada hacía mis pies, su cabello cubría su ya inexpresivo rostro, y por más que trataba, no podía olvidar lo sucedido; y aunque suene egoísta, yo hubiera preferido que hubiera sido otro quien hubiera sido arrastrado por las impetuosa fuerzas que nosotros, los desafortunados viajeros estábamos empeñados a desafiar.

Laura era de lejos la más bella de aquella excursión, sin embargo eso no fue tenido en cuenta por la mano negra de la suerte; suerte que me quito unos ojos que ahora ya no resplandecen, un espíritu que ya no arde y una sonrisa que ya no tiene gracia. En la furgoneta todos cabizbajos aún reflexionaban sobre lo sucedido, en el asiento del fondo estaba sentado el que era el novio de Laura, tenía una expresión de terror y angustia; sin embargo yo no podía dejar de sentir que era él el culpable de lo sucedido, fue él quien descuido a la frágil Laura; su alarde de amor a la orilla del río no dejó más que un cadáver y su única respuesta fue un bufido de terror y culpa; pero ya para nada servía, Laura tenía los pies húmedos y fríos a más no poder.

Detestaba a toda esta gente, todos eran de cierto modo culpables. Comenzando con el tipo que estaba sentado justo a mi lado, ya que fue él quien tuvo la idea de ir al río que, según él, era poco turbio y nunca había registrado una víctima mortal. Por otro lado estaban las amigas de Laura que conspiraron en contra mía para separarme de ella y así dejar a solas a la flamante pareja. Por otro lado estaba yo, que al no poder acaparar a Laura sólo para mí, la perdí para toda la vida, todo por culpa del perro miserable, que no sólo me la quitó, sino que me la quitó dos veces; y ahora éste se mostraba como la víctima.

Ninguno de los que estaban en la furgoneta se atrevía a decir palabra alguna, todos eramos de algún modo culpables, claro que si tuviera que elegir un sólo responsable sería el miserable que no supo cuidar de ella. Pero ya no importa, Laura ya no estaba y no había nada que pudiera hacer, la tarde llegaba, la tristeza y el luto me invadía, me sentía estúpido por haber aceptado venir con esta gente a un viaje que sólo dejó un cadáver y cinco culpables indirectos (aunque claro, el novio debía por lo menos cargar con más culpa que todos lo demás).

Llegaron unos agentes de la policía indicándonos que la escena ya estaba y que podíamos salir, además tenían algunas preguntas que hacernos. La primera en ser interrogada fue una de las amigas de Laura, cuyo nombre ya no me importaba, sus declaraciones fueron en esencia lo que había sucedido. Los que le siguieron dieron casi la misma versión, a excepción del novio que al terminar cayó en llanto. En el momento en que me entrevistaron di mis declaraciones de lo hechos con mucho énfasis en las responsabilidades individuales, los demás al oír lo que yo decía me dirigieron miradas de reproche y rabia, yo se las devolví con más vehemencia, al instante bajaron la mirada, a excepción del novio que parecía estar a punto de decirme algo. El agente me dio las gracias y se fue, al instante el novio se dirigió hacia mi, me tomo de la chaqueta y me dijo:

—No crees que ahora no es momento de tus celos, sobre todo teniendo en cuenta que Laura ya no está.

Yo lo empujé, el me aventó un puñetazo en la cara, lo recibí plenamente, pero no fue lo suficiente como para que yo no se lo pudiera devolver al estómago. Él se retorcía en el piso, y antes de que pudiera ponerse de pie le arroje una patada en las costillas, los demás observaban asustados, uno de los policías me separó del tipo y me pidió que me calmara, yo logre zafarme y le arroje otra patada en el mismo sitio que antes, el policía me esposó y me encerró en la patrulla; vi por la ventanilla como aún se retorcía de dolor mientras los demás venían en su ayuda, la patrulla arrancó, fue la última vez que vi a esos asesinos.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS