Haz que tu viaje valga la pena

Os mentiría si os dijese que fue un camino fácil…

Mi travesía no era el típico camino que uno realiza para encontrarse a uno mismo. No, no era un viaje en el que me embarcase por gusto propio y ni mucho menos uno relacionado con el ámbito laboral o algo por el estilo.

Emprendía esta andanza sin yo saberlo, sin ser consciente de que cogía un tren cuya parada final era un interrogante para todo aquel que se lo plantease, pero al mismo tiempo, un viejo conocido de todos.

Durante mi viaje no encontré a Dios, pero si a varios demonios que se dedicaban a jugar con el corazón de la gente, sus sentimientos, ideas, esperanzas…

Tampoco encontré eso que llaman amor, pero si una persona que conseguía liberarme de mis miedos, que me hacía sentir una llama inextinguible en mi interior.

Finalmente, mi viaje se acababa. ¿El destino? Se me fue revelado en una clínica por un médico. Apenas me quedaban meses de vida, y solo había una cuestión rondando mi cabeza…¿Hice que valiese la pena este viaje?