Sentada, con la mirada pérdida, mientras enormes gotas de agua recorrían los cristales, no se divisaba nada a través de aquella ventana, solo unas gotas chocando unas con otras a gran velocidad como si de espermatozoides buscando ser vencedores se tratase. Un cielo tan gris como mi interior, mis recuerdos guardados bajo llave, una pequeña caja del pasado que de vez en cuando abría, eso me daba la posibilidad deviajar en busca de aquellos recuerdos de mi niñez, que habían marcado mi vida para siempre. No tardaron en aparecer mis lágrimas, cuanto más me acercaba a los recuerdos, mayor era mi angustia, mi pecho se encogía y una terrible sensación de rabia y dolor me envolvía. Era consciente de que el pasado me hacía daño, era como un puñal clavado en mi pecho, era una herida guardada, oculta al mundo pero que yo todavía tenía muy presente. Volvía allí a aquel lugar porque necesitaba curar esa herida que aunque había dejado de sangrar seguía allí tan latente, que era imposible ya vivir sin ella.
— ¿Por qué? Me preguntaba una y otra vez, ¿por qué te fuiste, cuando más te necesitaba? Tantas noche esperando tu regreso, tanto dolor interior, tantas lágrimas y tanta esperanzas a la vez, sí, aquello no me parecía real, pensaba que ibas a volver, que se trataba de una broma, incluso que era una pesadilla y que al despertar volvería a la feliz realidad, pero no, no fue así, la realidad cambio, de la noche a la mañana, todo cambio. Yo ya no fui la misma. Tu viaje, a todavía no sé dónde, tu partida a no sé qué lugar, marcó mi vida para siempre. El tiempo fue pasando, muchos cumpleaños sin tu presencia, muchas navidades sin ocupar tu sitio en la mesa, y yo seguía allí con la esperanza de volver a verte, ilusa de mí… Pasaba noches y noches llorando, hablándote, era un monólogo, en tono enfadado, me tapaba la cara con la almohada, no quería ser escuchada, no quería despertar a nadie, era algo entre tú y yo. Te rogué, para que volvieses, te necesitaba a mi lado y aún hoy te sigo necesitando. Por eso vuelvo a viajar a la caja de nuestros recuerdos, donde sigo preguntándome porque tuviste que partir en aquel tren. Espero que algún día cuando yo emprenda el viaje, me estésesperando y entonces obtendré respuesta a mis miles de preguntas… Mientras, aquí sigo mirando por la ventana y con mi caja de los recuerdos. Y así seguiré viajando al subconsciente, para tenerte presente hasta que nos volvamos a ver…
Entonces una voz me devolvió a la realidad era mi pequeña y amada Paula, por ella debía de luchar y seguir aquí y por mucho que a veces desease marcharme, sabía que, este era mi sitio, mi tren todavía no había llegado. Hay viajes que no eliges, a veces, sin tener preparada la maleta llegan, otras veces llevas tiempo esperando y el tren nunca para. Así es la vida, nadie sabe cuándo será el último capítulo de tu historia, por eso haz que cada párrafo, que cada línea, que cada letra que escribas sea especial, nunca sabes cuándo llegará tu tren.
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