Un viaje de ida y vuelta.

Un viaje de ida y vuelta.

luciana goette

22/06/2018

La virtud de armar una valija vacía de elementos materiales, llena de emociones sentimentales, salir del famoso conocido espacio donde se mueven todas mis cualidades. Se trata de emprender un viaje que me permita ver mas allá de las estructuras limitantes. Las fronteras también son cerebrales.

Emprendo entonces la ruta desconocida para los extremos determinantes de mis capacidades físicas delimitantes, en donde generalmente el silencio se vuelve aturdidor porque se escucha el sonido de una mente parlante, la respiración retorna la vida a las células dormidas vibrando con una fuerza perceptible casi palpable.

Desaparecen los puntos diferenciales, el cuerpo físico deja de ser solo físico y una luz elevada al espacio infinito cubre el mismo espacio que habito, es entonces cuando comprendo el conocido termino de que estamos todos unidos.

Siento que me expando como la mismísima vida cuando se manifiesta, el viaje de la sangre a través de las venas, la capacidad de percepción eleva los sentidos base de mi ser.

Recobro la sensación de poder volar, ahora la magia se vuelve realidad, ¿como no pude recordarlo antes?

En ese instante el paisaje se modifica, no estoy sola, en la profunda oscuridad habitan colores brillantes, formas intangibles casi inimaginables, notas musicales, cosquillas, el deseo de bailar y una especie de libertad altamente glorificante.

Descanso en esa dimensión en donde se esfuma el tiempo y traspaso a través de el con movimientos lentos y como un observador ajeno a la realidad aparente manifestante de la vida material, permanezco en reposo absoluto deleitando el sabor del vasto espacio profundo, donde solo se percibe la inmensurable sensacion de paz jubilosa y reconfortante.

Es hora del regreso… y un canal de luz abierto le da fuerza a mis pulmones expandiendo mi primer llanto de vida en este mundo terrenal experimental fascinantemente adorable.

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