SIN DIOS
Corría el año 2086 cuando comenzó mi historia. Tenía 36 años y una vida bastante agradable, con un buen trabajo, un marido excelente y unas perras preciosas. Gracias a la revolución tecnológica ocurrida hace una década, nuestra vida había mejorado significativamente, aunque estaba a años luz de la vida que creíamos conocer. La religión y...