Para Estéfano Costa

C/Igualdad 7

28523 Madrid

Querido Stefano, me había resignado a vivir en blanco y negro, pero la luz que tú me negaste ha vuelto a mis ojos.

Ahora estoy enamorada del laurel y la pimienta silvestre. Del Mediterráneo profundo y apaciguador. De los pueblos blancos con sus costas de azul infinito que veo desde mi ventana. De la luz de la miel con aroma de lavanda y maderas nobles. Me turban las naranjas calientes madurando al sol, con su discreta fragancia de azahar.

Como siempre, seguro que me llamas loca, pero la vida me ha seducido y ahora veo el sonido de las campanas sobre el cielo de color melocotón. Estoy enamorada del zumbido de los abejorros sobre el cantueso, del olor de los limones en rama, y amo al membrillo fresco bajo la luna de primavera.

Nunca había sentido tan intensamente la humedad del viento de Levante, que me alivia los carrillos rojos de felicidad.

Me despido con esta postal que es vida, porque tus labios, toscos y sin respeto, han sido sustituidos por los jirones de la bruma de esta mañana.

Rosa


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