El viaje a nuevas tierras demoró más de lo esperado, en el barco no encontré ningún pecador tan sólo había refugiados de la gran guerra que estaba terminando en el otro continente, además no quería llamar la atención, creí que no volvería a hacer ésto, solo espero que sea la última vez que deba romper la regla más importante. Recorrí esta nueva ciudad caminando por lugares oscuros esperando toparme con sujetos por los cuales no sienta culpa de extirpar de la tierra. Pero solo encontré una joven, no me quedaba mucho tiempo así que decidí acercarme y conocerla para dejar un registro de ella, al principio tomó distancia de mí pero logré entablar una conversación lo cual hizo más difícil la despedida pues ella era madre de un niño con una dura enfermedad y su esposo la dejó hace años, lo lamenté mucho pero era necesario, quedaban minutos para mi deceso. Le conté quién era y lo que sucedería y solo me pidió que ayudara a su hijo, sin demorar más tiempo me acerque a ella y mordí su cuello hasta saciar mi sed.

Pd: Le pido señor me disculpe, cumplire mi promesa y cuidaré al niño, saludos desde Manhattan.

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