Caracas, penúltimo día del año I
Buenas noches Andrea.
Algo me dice en mis adentros, pese a no tener completa certeza de ello, que finalmente, leerás estas palabras que te dirijo, durante la vigencia de alguna hora silenciosa: esas mismas aprovechadas felizmente por ti, al acaecer la finalización generalmente amena, de las luces diversas y tenues del atardecer.
También he de tener claro (para que veas que no me engaño), el que pudieses considerar como algo pasado de moda, este subterfugio inocente: del cual he de valerme, para poder tener derecho a algunas proximas respuestas tuyas. Las cuales no puedo dejar de necesitar, por más comedidas o incompletas que pudiesen ser.
Quien te escribe durante esta noche que avanza, con la presencia desmedida de silencios y soledades, se atreverá a obsequiarte esta colorida postal de navidad: con algunas palabras que el viento se podría llevar, pero que ojala tus recuerdos, tendientes a valorar lo ameno, a estas se decanten por retener.
Con esto último, me harías un favor, que no se si pagarte podre: mientras que en este mundo, por culpa de tu cercanía, me anime a respirar hasta mas no poder.
Samuel.
Pinto Salinas Este 1050
Caracas, Venezuela
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